Opinión - 02/11/13 - 10:13 PM

Solamente lo hizo por ti

Y la encarnación fue un hecho real: Dios se hace hombre y para siempre. Y por ti. Cómo entender que la infinitud divina en sabiduría, misericordia

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Y la encarnación fue un hecho real: Dios se hace hombre y para siempre. Y por ti. Cómo entender que la infinitud divina en sabiduría, misericordia y poder, el Dios que no tiene límites, en la segunda persona de la Santísima Trinidad se despojara del goce de sus atributos para hacerse hombre, como nosotros en todo, menos en el pecado.

Esto implica asumir todo lo que vive el hombre, por ejemplo, el trauma del crecimiento humano en sus diferentes facetas: niñez, adolescencia, juventud y madurez; además, dependiendo de criaturas humanas como María Santísima y José para aprender a hablar, caminar, leer y vivir en el marco de la pobreza, digna en sí, pero siempre con sus carencias y limitaciones, y en un casi anonimato hasta llegar a la vida pública. Esto solamente se hace porque Dios nos ama, te ama a ti hasta el extremo de ser como tú, igual en todo, menos en nuestra desobediencia al Padre. Cansarse, llorar, experimentar miedo, dolor, angustias, así como reír, cantar, sentir alegría y felicidad; saber lo que es la tristeza y pasar hambre, sufrir el desprecio y la marginación… Eso es la encarnación y lo hizo por ti.

Y el sufrimiento en la cruz fue real. Su Pasión empezó al descubrir Jesús que uno de los doce lo iba a traicionar. Cuando Judas llega con un grupo para apresarlo y se acerca y lo besa, Jesús siente una puñalada en el corazón. La traición de un amigo, con quien compartió tres años en los que Jesús brindó todo su amor y dedicación a los discípulos, supuso un golpe certero y duro al alma de Cristo. Y luego el juicio injusto, testigos falsos, la cobardía de Pilatos, la tortura de la soldadesca romana, que sació en Cristo todas sus frustraciones por ser un ejército invasor, despreciado por los judíos, lejos de su tierra y familias. El dolor que experimentó Jesús cuando descubre a Pedro traicionándolo, insultándolo, negándose a aceptar que era de los suyos. La comparación con un “tal Barrabás”, asesino condenado a muerte y que el populacho pidió fuera liberado, en vez de Jesús. Todo eso lo sufrió Jesús por ti.

Jesús se está muriendo. La agonía en la cruz está causada por la tortura previa, las heridas provocadas por los clavos, la asfixia a que se somete Cristo por la forma en que está colgado su cuerpo, ya que solo recibe bocanadas de aire cuando se empina en sus pies clavados y el tétano le está comprimiendo los músculos del tórax y la mandíbula impidiéndole respirar. Se está desangrando y deshidratando. Y ahí está cargando con los pecados de todos y sintiendo el abandono de su Padre por asumir la culpa de todas las maldades cometidas en el mundo. Y así entrega su vida al Padre exclamando “todo está cumplido”, y muere en la cruz por amor a ti, solamente porque te ama, Él, con quien eres invencible.


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