Opinión - 22/5/14 - 02:56 AM

Ternura

El intercambio accidental de dos pequeños niños nacidos el mismo día en un centro hospitalario del Estado ha sido causa de conmoción en la ciudadanía, que también

Alfonso Zamora Alfonso Zamora

El intercambio accidental de dos pequeños niños nacidos el mismo día en un centro hospitalario del Estado ha sido causa de conmoción en la ciudadanía, que también pudo observar la inquebrantable voluntad de un padre por descubrir la verdad y encontrar a su hijo, pero, pese a los positivos resultados de las investigaciones, el tema ha encendido una polémica por buscar a los culpables del hecho cuando lo que debe hacerse es demandar al Estado, único responsable de la negligencia por muy diversas causas.

Dentro de todo lo traumático que este caso ha sido para las familias cuyos hijos fueron intercambiados, hay algo hermoso y sublime, porque han imperado valores como el amor, la solidaridad y la esperanza.

El joven padre que dio inicio al proceso de investigación se ha convertido en un símbolo del amor familiar, dando una estocada mortal al imperio del machismo, ya que nunca albergó dudas sobre su pareja y, al contrario, la motivó y le dio su irrestricto apoyo.

Nos resultó sorprendente notar que muchos hombres seguían detenidamente sus incidencias y entre sus consideraciones destacaban lo positivo de las relaciones basadas en la fidelidad, el amor y la comprensión.

También se destaca la capacidad de las mujeres para amar sin límites y superar negativos estados de ánimo, sobre todo cuando se trata del bien de sus hijos.

Que el desenlace de este caso sirva para aliviar un poco la elevada tensión en el país después de una muy larga y accidentada campaña política, en la que imperó el lado más oscuro de nuestra naturaleza.

Ojalá que las demostraciones de paternidad responsable, empatía, comprensión, fidelidad y amor no se vean empañadas por el mórbido deseo de algunos de encontrar culpables, sobre todo, entre los eslabones más débiles de la cadena de responsabilidad administrativa.


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