Tranques
Desde un principio, los panameños conocían de todas las incomodidades que podría ocasionar la ampliación de las vías, los proyectos de reordenamiento vial y las obras del Metro de Panamá.
Desde un principio, los panameños conocían de todas las incomodidades que podría ocasionar la ampliación de las vías, los proyectos de reordenamiento vial y las obras del Metro de Panamá. Durante más de dos años, la fuerte congestión vehicular en los distritos de Panamá y San Miguelito han sido el pan nuestro de cada día.
El aguante de los conductores para soportar esto ha sido enorme y la acción efectiva de las autoridades para minimizar ese impacto ha sido casi nula.
Aparte del pesado tráfico que hay que soportar en las llamadas horas pico, las calles sufren un avanzado deterioro que obliga a los conductores a disminuir considerablemente la velocidad, contribuyendo a un mayor tranque.
El Ministerio de Obras Públicas o las empresas que desarrollan las obras por lo menos deben adecuar las calles afectadas para minimizar el perjuicio a los panameños que utilizan esas vías en sus autos particulares y el transporte colectivo.
El sistema metrobús, que puede ser una alternativa frente al pesado tráfico, confronta serios problemas en la frecuencia del servicio. En ocasiones hay que esperar hasta 30 minutos un autobús, y cuando llegan, lo hacen en filas de cuatro y cinco unidades una detrás de la otra. Si existe un solo operador, la lógica indica que debe haber una mejor distribución del tiempo en que deben llegar las unidades a las paradas.
Lo cierto es que ya casi están finalizadas las obras, y los panameños esperan que el tráfico con todas estas mejoras sea fluido