Muchedumbre, en Atalaya

Justo cuando el reloj marcaba las 12:00 del mediodía de ayer, primer domingo de Cuaresma, salió, como tradicionalmente suele darse, cargada por los feligreses, la imagen de Jesús Nazareno de Atalaya, desde el anfiteatro de la basílica para recorrer la procesión que marcó el cierre de la romería 2018.

En medio de los aplausos, pétalos de rosas que se lanzaban desde lo alto del templo y las lágrimas de emoción de los creyentes, el anda del Nazareno se aprestaba a realizar su recorrido anual, en una festividad que este año ha tenido como principales protagonistas a los jóvenes que se preparan para ser parte de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2019.

Una hora antes, y como es costumbre en esta romería, los obispos que conforman la Conferencia Episcopal Panameña (CEP) celebraron la eucaristía principal, en donde se inscribió oficialmente la delegación de Panamá para la cita mundial que tendrá como huésped principal al papa Francisco.

Ayer en Atalaya, muchas cosas fueron novedosas, sobre todo por la energía que imprimieron los jóvenes católicos a quienes prácticamente se les dedicó este año la peregrinación.

Casi al término de la eucaristía solemne, quien arrancó los aplausos de la multitud fue el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, quien aprovechó el final del acto para lanzar una férrea defensa a la familia.

“No vamos a aceptar que organismos extraños vengan a imponernos y a trastocar nuestras costumbres y nuestra moral que nos han legado nuestros padres", dijo visiblemente emocionado el arzobispo panameño.