¡Prepárense que voy!

¡Prepárense que voy!

¡Prepárense que voy!

Por: Por Ricardo Martinelli -

En este centro de detención he hecho muchas amistades, que sé que serán duraderas. Aquí hay gente presa que muchas veces ha cometido un error y está pagando por él. Lo malo del sistema es que se autoalimenta con el continuo “sapeo” de unos contra otros, de una forma tan descarada como inverosímil.

Cuando vas al "Martillo" o sea a Corte, es mejor que aceptes lo que te ofrecen el fiscal junto con el juez y tu abogado defensor. Por eso hay 96% de tasas de convicción. Si eres "novato" y deseas que se te siga el debido proceso, lo más probable, perderás. Si te ofrecen cinco años, cógelos, porque sino te dan 25 años al perder. Aquí es así de simple. No pelees contra el sistema. Solo lo hacen los que tienen cargos de más de 40 años, muy comunes en este ambiente. La edad es irrelevante, he visto viejecitos de 88 años en iguales condiciones que uno de 20. No hay respeto por la edad y los delitos no prescriben nunca.

Te puedes estar muriendo y nada pasa. No te permiten tus medicinas, pero sí las genéricas, baratas, que no surten efecto alguno. La comida es horrible y generalmente está vencida. Las frutas son de desecho. Lo único que abunda es el hielo. Los microondas  se dañaron y jamás los han repuesto, igual con la plancha de planchar. Te quejas y es lo mismo que nada.

La comida  es siempre lo mismo, sin sabor y poca cantidad. Medio que te repones con las compras de comisariato que ascienden a $225 al mes y esto incluye los útiles de limpieza. Aquí hay quien te cocine y sirva  café, haga la limpieza del cuarto y arregle  la cama, o bien te escriba tus propias memorias. Hay barberos y hasta masajistas. Se juega damas, dominós cubanos, ajedrez, cartas, siendo el póquer o las apuestas prohibidas, pero hay quienes juegan. Ocasionalmente, hubo quienes fumaban y hay quienes hacen dulces y yogur. Los encargados de la cocina siempre tienen de todo  y más de lo que nos dan, hay quienes lo venden, otros lo regalan.

La comunicación entre presos es vía los escusados o bien en el tiempo de visita. Radio Río sabe todo y está actualizado de qué pasa en cada país. Me he sorprendido de lo que saben y lo que dicen de Panamá, simplemente, no lo puedo creer.

Las peleas son esporádicas y se hacen dentro de un cuarto. Nadie tiene celular, hay seis computadoras con 25 teléfonos y 20 correos autorizados. En las cercas te supervisan y ven y escuchan   todo lo que haces y dices. Picuiro y Varela aquí estarían reyes.

Hay guardias buenos y decentes, pero también los hay que no lo son. Privilegios no tengo ninguno, pero sí tenemos un radio y un mp3 con canciones bajadas de la computadora. Leo y escribo mucho. Comemos todos los días. Trato de jugar con los más jóvenes, pero qué va, este viejo" ya no está para eso. Los días pasan aburridos, hay mucha gritería, pero a la vez mucha amistad. La gente se grita e insulta y todo es parte del "show", así son, lo que pasa es que los “panas” no estamos acostumbrados a estos boricuas y cubanos bulliciosos, que una vez los conoces los llegas a querer mucho.

He decidido hacer de tripas corazones y lo que antes me molestaba ahora me complace. He decidido que esto sea como un parto, ni más ni menos, por eso cuento los días, las horas, minutos y segundos. No veo el momento no solo de salir de este infierno terrenal, sino de ir a mi país a enfrentar al minotauro que me persigue políticamente en un caso sin pruebas ni evidencias, pero sí un gran morbo  mediático de mis enemigos y de quienes desean  desviar  la atención  de otros grandes problemas.

Prepárense, mis amigos y detractores, que por "motu proprio" quiero ir bajo el principio de exclusividad, según lo que dice el tratado de extradición. No puedo hacer lo que hizo el exgeneral Noriega que por hablar de más, el acucioso magistrado suplente Wilfredo Sáenz interpretó mal sus palabras  y lo juzgaron  por hechos fuera de lo que fue extraditado y cuidado hasta inventados eran los procesos. Amanecerá y veremos.

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