Sucesos - 04/7/13 - 11:14 PM

Jorlem Miller ya descansa en paz

“Nada me la devolverá”, decía entre lágrimas la madre de Jorlem Miller Hernández mientras le daban cristiana sepultura ayer en la apartada comunidad de Toabré, en el

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Elena Valdez / Coclé

“Nada me la devolverá”, decía entre lágrimas la madre de Jorlem Miller Hernández mientras le daban cristiana sepultura ayer en la apartada comunidad de Toabré, en el norte de Penonomé. La joven de 23 años fue asesinada presuntamente para robarle cuando llegaba a la ciudad capital preparada para asistir a su primer día de trabajo.

La misa se inició a las diez de la mañana en la capilla de Toabré, luego de que el cuerpo fuera velado el día anterior en su casa de la barriada La Esperanza.

Evida González rompió en llanto al ver el cuerpo de la joven llegar. Esta es una señora que vive en Toabré y que siempre compartió con la familia de Jorlem. Ella no podía creer que esta niña, como le decía, estuviera muerta y le conmovía ver a la madre, la abuela y otros familiares sumidos en un llanto inconsolable.

“Siento un dolor muy grande y pedimos justicia y que este que cometió este crimen horrendo pague, esta niña era tranquila, honesta y estudiosa, me siento dolida y pido justicia”, dijo la mujer que rompió en llanto al igual que otras 500 que permanecían dentro y fuera de la capilla en Toabré durante la celebración de la misa de cuerpo presente.

Al lado del cuerpo de la joven, su madre y su abuela Josefa de Hernández lloraban y observaban por última vez a Jorlem.

La misa duró cerca de dos horas, y el sacerdote dio la bendición al cuerpo, luego iniciaron por unos 15 minutos la lectura de resoluciones de duelo y cada uno de los presentes pasaba a ver por última vez a la jovencita que nunca llegó a su primer día de trabajo.

Una vez culminó la lectura de resoluciones, niños, jóvenes y adultos salieron en caminata al cementerio encabezados por una gran cruz blanca y una joven con la fotografía de Jorlem, seguido de ramos y ofrendas florales, más atrás el ataúd cargado por varios hombres del pueblo y muy pegadas la madre y la abuela de la jovencita casi ya sin fuerzas para llegar al cementerio y dar la cristiana sepultura.

La caminata al cementerio duró unos diez minutos, luego cada uno de los que decidieron acompañar a sepultar el cuerpo subió una loma para llegar al cementerio de Toabré, donde la joven fue enterrada junto a otros familiares que han muerto en esta comunidad.


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