Veía cómicas cuando lo asesinaron
La maldad del hombre hoy día no tiene límites. Tanto es así, que obligaron a una madre a entregar a su hijo, quien luego fue asesinado.
Sicarios irrumpieron en una vivienda en el Sector 17 de Las Mañanitas la noche del domingo y asesinaron a tiros a un joven de 17 años, quien fue entregado por su propia progenitora.
Basilio Eliécer Valdez Cárdenas, apodado [b]"Titón"[/b], recibió 14 tiros por parte de tres homicidas a sueldo, mientras veía cómicas dentro de la casa.
Sunilda Cárdenas, madre de la víctima, explicó que no le quedó de otra alternativa: o decía dónde estaba su hijo o los mataban a los dos.
Testigos contaron que tres hombres encapuchados llegaron a la vivienda en el momento en que Sunilda-una cantalante de conjunto típico-estaba acostada en la hamaca. Uno de ellos la obligó a quedarse quieta.
Después, susurrándole al oído, el homicida le indicó que se tirara al piso; le puso un pie en la espalda y presionó el cañón de la pistola 9 milímetros contra su cabeza y le preguntó: "¿Dónde está [b]Titón[/b]?".
La madre, destrozada y a sabiendas que de negarse pagaría con su vida, no le quedó de otra alternativa que responder también en tono bajo: "[b]Dentro de la casa".[/b]
Ellos se desplegaron y la dejaron sola. En eso, Sunilda aprovechó para salir corriendo con dirección a la Subestación de Policía Nacional.
En el trayecto escuchó las detonaciones de las armas de fuego (se hallaron 14 casquillos de municiones de pistolas 9 milímetros) y solo pensó: [b]"Me mataron a mi hijo".[/b]
Intentando ser fuerte, la mujer-quien es madre de cinco hijos-contó que "Titón" era el más pequeño, y que solo llegó a estudiar hasta quinto grado. No aprendió a leer ni escribir.
"Siempre le dije que no anduviera con gente de [b]malvivir,[/b] que no se estuviera cogiendo las cosas ajenas porque uno nunca sabe qué esa persona le puede hacer a uno", explicó.
La familia de Basilio tiene miedo, tanto es así que la Policía Nacional se quedó la noche cuidándolos mientras dormían.
Los deudos piden a la Policía que les proporcione protección. "No culpo a nadie. Todo lo dejo en mano de Dios", dijo Sunilda.