Aprende a pensar como hombre
Pensar ocasionalmente como hombre nos facilitará el despojarnos de todas esas explicaciones que como mujeres nos damos.
Por: http://entremujeres.clarin.com/ -
A veces los hombres se comportan de forma distante, poco interesada o desconsiderada. Y las mujeres, en lugar de aceptar lo que allí se nos está comunicando, nos entregamos a la libre interpretación de conductas.
Nos decimos: “sé que lo atraigo, pero no quiere poner en riesgo la amistad”, “hace esas cosas porque tiene miedo de engancharse conmigo”, “él está así porque las circunstancias no lo ayudan, pero ni bien consiga un trabajo/tengamos un hijo/se divorcie, todo va a cambiar”.
Esta obstinación nuestra en ver —o esperar— algo diferente a lo que en verdad es, es la que nos demora en cuestiones imposibles y poco sanas.
Los beneficios de la empatía
Pensar ocasionalmente como hombre nos facilitará el despojarnos de todas esas explicaciones que como mujeres nos damos. Y es, ante todo, empezar a servirnos de ese recurso maravilloso que es la empatía.
Es esencial intentar vernos desde sus ojos. Porque si nuestros mensajes son confusos, no sabemos qué es lo que estamos comunicando, o nuestras conductas no condicen con nuestros deseos, difícilmente vamos a llegar a donde anhelamos.
Empatizar con la otra parte te servirá al comienzo de una relación —para evaluar si hay o no interés—, pero también cuando el vínculo esté ya consolidado. Por ejemplo, durante las discusiones.
Algunos tips
* Concentrate solo en decodificar su conducta. Puede que encuentres que estás buscando amor en el lugar equivocado. O de la manera equivocada.
* Observate desde sus ojos. ¿Qué ves? ¿A una persona pidiendo algo razonable? ¿O a alguien que solo está queriendo que las cosas se hagan a su modo?
* Analizalo. ¿Podés jurar que reincide en una conducta que te fastidia solo para molestarte o porque es un perfecto desconsiderado? ¿Que no existen otros motivos? ¿Como podría ser que le resulta difícil desterrar hábitos, para él sin importancia, de un día para el otro? ¿O que los defiende inconscientemente porque los considera tan válidos como los tuyos?
* Analizate. ¿Y si tener la casa en orden, por ejemplo, no fuera tan importante como nos enseñaron a nosotras? ¿Y si la armonía de una pareja fuera más importante, como de hecho creo que lo es?
De la queja a la actitud
Una vez oí a una chica por televisión que estaba cansada de que su marido dejara todos los días abiertos algunos cajones del dormitorio, de quejarse y de terminar cerrándolos ella. En lugar de protestarle un día le abrió todos los demás... Con lo cual consiguió que él ya no se olvidara de cerrarlos.
Cuando se lo comenté a una amiga, nos reímos de la ocurrencia. Ella la terminó implementando con su novio, en su propia versión y con buenos resultados también, al guardarle en bolsas de consorcio la ropa que él dejaba tirada luego de la ducha.
Más allá de estos ejemplos risueños, podés ver que cuando abandonamos las quejas empiezan a aparecer los recursos. Porque en la medida en que trabajamos para encontrarle opciones a los lamentos aprendemos a manejar los conflictos más efectivamente.