Candela
Tuve mi oportunidad hace poco de descargar todo el queso rancio que le tenía a una hembra muy buena, lo primero que se me ocurrió fue darle un profundo y abundante baño de gata, se lo hice también que cuando estaba que se chorreaba de la calentura, la puse a contarme cada centímetro de toda mi potencia, la “bombié” que parecía que se la iba a borrar, pero ella me sacaba y me bajaba la cabeza para que siguiera bebiendo de su pocito. Ya yo tenía la lengua cansada y solo quería que me majara el nabo hasta hacerle explotar la cabeza.
Tienen que entender que nosotras las hembras también tenemos nuestro plato favorito del menú y para muchas no hay nada más rico que un “man” con la lengua virtuosa que nos cuente todos los pliegues. Chau.