Exponen la realidad de sus vidas

“Sí le hubiera hecho caso a mi mamá, jamás estuviera aquí. Esto me pasó por ser desobediente”, es una de las líneas que forman parte del

Gissela Ábrego /VIVA Fotos: Lente Paparazzi

“Sí le hubiera hecho caso a mi mamá, jamás estuviera aquí. Esto me pasó por ser desobediente”, es una de las líneas que forman parte del libreto del musical “834: Vidas detrás del muro”, que fue presentado en el teatro Balboa por 20 reclusas del centro de rehabilitación femenino.

El elenco de actrices novatas dio lo mejor de sí sobre el escenario, donde expusieron la realidad de sus vidas dentro de la cárcel y la razón por la que están ahí.

Vender comida, limpiar los hogares, vender camas, colchones, celulares, prostituirse a través de las redes sociales, entre otras actividades que les ayudan a sobrevivir, forman parte de su diario vivir.

Entre los relatos que dejaron perplejos a los presentes estuvo el de una reclusa que aseguró que quemó y mató a quien le había jurado amor. “Los malditos celos fueron los culpables de que yo esté aquí, bastó comprar 25 centavos de gasolina para encenderlo a él y a su amante, quienes se burlaban de mí las veces que querían”.

Otro fue el de una universitaria que por hacerle un favor a un amigo en La Joya, de llevar y entregarle un paquete de droga, cayó presa y paga actualmente una condena de ocho años por el delito de tráfico de droga.

Cada historia y anécdota iba acompañada de la banda musical de David Choy, quienes al acorde de las voces de las reclusas hicieron del musical una puesta en escena de altura.



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