Fanáticos, puritanos e inquisidores

Fanáticos hay de la hoz y el martillo o de la esvástica, de la cruz o del Corán, y a unos y otros los hemos visto en las páginas de la historia matando.

Por: Tomado de Diario Palentino -

Fanáticos hay de la hoz y el martillo o de la esvástica, de la cruz o del Corán, y a unos y otros los hemos visto en las páginas de la historia matando, torturando a sus hermanos los hombres de formas horrendas, para lograr su ideal. Destrozar el mundo para intentar implantar las propias ideas no es patrimonio sólo de unos pocos ni de un único color. Basta mirar bien en la historia para descubrir que hay infinidad de formas fanáticas. El fanatismo no depende tanto de las ideas sino de las actitudes, del modo de ser de cada uno, aunque a veces hay ciertos sistemas ideológicos que parecen propiciarlo y esto suele estar precedido por el puritanismo. El puritano suele ir de la mano de su amigo el inquisidor, el censurador y reprobador. Las formas moderadas se dan con las opiniones, luego llegan las leyes, después las prisiones y por último las ejecuciones. El fanatismo es una evolución del puritanismo, que busca la pureza de unas determinadas concepciones. Como es natural, rara vez puede lograrse la pureza entre nosotros, impuros mortales, confusos, torpes, mezclados -en otros tiempos más piadosos dirían: pecadores-. Nuestra libre y abierta sociedad, en la involución o retroceso que estamos experimentando, ya cuenta con numerosos predicadores, pastores, imanes, curas y monjas laicos, con catecismos -educación para la ciudadanía, etc.-, con fanáticos, puritanos laicos e inquisidores, travestidos como directores de algunos medios de comunicación o bien parlamentarios. De momento se ha llegado en algunos casos hasta con la amenaza de la prisión, por ejemplo ante la expresión libre de ciertas opiniones. Van aumentando los dogmas y se van haciendo más rígidos, aunque parten a menudo de ideas sensatas, exageradas y afiladas. Así se aplican en la sacralización de la enseñanza diversificada, la defensa sin crítica de cualquier sociedad multicultural, de la homosexualidad, de ciertas versiones del feminismo, del ecologismo, de la salud, la nutrición, la circulación. Nuevos predicadores, pastores, imanes, curas y monjas del laicismo nos imponen su sistema, lástima que tengan demasiadas contradicciones, demasiados huecos para la razón, y algunos miramos escépticos esta nueva religión sin Dios que poco a poco nos imponen.


Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.