Momento majestuoso
La isla Contadora, durante los meses de julio y octubre, se convierte en el escenario perfecto para que grandes y chicos, con suerte, aprecien las bellezas marinas.
La isla Contadora, durante los meses de julio y octubre, se convierte en el escenario perfecto para que grandes y chicos, con suerte, aprecien las bellezas marinas.
Nosotros corrimos con esa fortuna por estar en completo silencio, ya que antes de entrar mar abierto, los encargados del recorrido de avistamiento de ballenas indican que para poder ver a los mamíferos debe reinar el silencio, incluso el motor del yate es apagado, y por esta razón logramos captar ocho majestuosas ballenas y ballenatos (ballenas pequeñas) que nadaban silenciosamente en las costas del océano Pacífico, lugar que se convierte en su refugio mientras se reproducen.
Durante este recorrido no solo observamos ballenas, también los delfines nariz de botella hicieron sus increíbles saltos cerca del yate que nos transportaba, debido a que ellos nadan junto a las ballenas jorobadas.
En esta ocasión fueron suficientes dos horas para verlas, dos horas que hicieron del momento un espectáculo único, pues los sentimientos eran encontrados, entre una sensación de asombro por observarlas y de miedo a que golpearan el bote por sentirse amenazadas y cayéramos al agua.
Uno de los detalles que observamos en ellas y que nos llamó mucho la atención es que algunas estaban golpeadas, según los expertos, los golpes son producto de las constantes luchas que tienen los machos por aparear con la hembra.
Como ya sabemos, el mar no se escapa de la contaminación y en nuestro andar en varios puntos nos encontramos con desechos de plástico, botellas y chancletas, lo que pone en peligro a esta especie; por ello, en el recorrido los encargados educan a las personas sobre la importancia del cuidado de los mares y ríos.
En los últimos años, la Autoridad de Recursos Acuáticos de Panamá se ha comprometido en proteger a estos mamíferos, que en otros países son víctimas de la caza.