Soy fetichista de los pies
Se trata de la excitación sexual por los pies, conocida popularmente como “fetichismo de pies”. A los podólatras nos excitan los pies femeninos.
Por: Tomado de Vice.com -
"Podofilia, no pedofilia, eso es otra cosa. No lo confundan. Se trata de la excitación sexual por los pies, conocida popularmente como “fetichismo de pies”. A los podólatras nos excitan los pies femeninos. O eso debería ser lo usual. Acariciar, olisquear, besar, lamer y mordisquear los pies son la conducta más común, aunque cada uno lo decide según sus fantasías.
La podofilia se lleva estudiando desde hace mucho tiempo y aunque no se ha llegado a una conclusión fidedigna o realmente definitiva que explique los motivos que nos llevan a practicarla, se sigue buscando incansablemente su origen. Desde antes del siglo diecinueve que ya era objeto de estudio y ahora, como muchas otras manías o conductas “poco normales” en la mayoría de los humanos, está de moda serlo y anunciarlo públicamente. Aunque desde tiempos inmemoriales ha sido siempre un tema tabú y para saciar tu filia tenías que acudir a una prostituta.
Actualmente, el profesor del Centro para el Cerebro y la Cognición de la Universidad de California, Vilayanur Ramachandran, sostiene que los genitales y los nervios de los pies se encuentran en áreas contiguas del córtex somático-sensorial y por tanto se pueden dar cruces entre estos. Algunos erotómanos afirman que el olor vaginal y el que segrega el pie femenino tienen cierto parecido o, por otro lado, que podría ser que las curvaturas del cuerpo femenino se asemejen a las del empeine. La verdad es que sigue siendo un misterio de los gordos incluso para los que desde muy pequeños hemos sentido esa atracción extraña hacia las plantas de los pies. Porque cuando los miramos únicamente no vemos un pie, sino que hay algo que nos mueve por dentro. Algo que nos excita.
Pero aun así, seguimos siendo gente “normal”, es decir, nos gusta todo lo demás aunque sintamos una especial predilección por esta parte del cuerpo. Quentin Tarantino fue uno de los primeros fetichistas que conocí (no personalmente), además de gustarme y disfrutar con sus películas pero no solamente con las escenas de pies que aparecen en Kill Bill, Jackie Brown, Death Proof o Pulp Fiction. Con lo que más me identifiqué fue en cómo expresa su podofilia y de qué forma. A veces, lo insinúa y, otras, el pie se vuelve protagonista de la secuencia.
Tras indagar bastante en este tema, leí que Andy Warhol también lo fue y que tenía un pie momificado en su cama. En los Hermanos Karamazov y en Crimen y castigo, clásicos de la literatura, firmados por Dostoyevski, aparecen besos y cierta atracción hacia los pies femeninos. Pero lo que nunca llegué a sospechar y aunque mi abuela me había advertido en más de una ocasión que tenía cierto parecido a Elvis Presley, es que el Rey también lo fuera. Madonna, Jack Black, Pharrell Williams o Marylin Manson han dejado claro su predilección hacia los pies. Lo ven, al final no somos tan raros ni tan pocos. Pero una cosa es decirlo para entrar en polémica y que se termine hablando de ti y otra cosa es sentir la necesidad de mantener relaciones sexuales o masturbarte con estos alicientes por en medio.
Por suerte, con la llegada de internet y todas las facilidades que esto supone, se han creado desde grupos en Facebook hasta 'hashtags' en Instagram (#podolatras) además de webs porno específicas y blogs colectivos (y españoles) como piesdeespanolas.blogspot.com. Nadie se ha quedado atrás, no. Lo siguen desde muy cerca y ofreciendo un gran abanico de pies distintos porque en España hay muchos podólatras aunque a simple vista no lo parezca. Las webs porno han incorporado en su repertorio habitual fotografías y vídeos llamados 'footjob', en los que se la mujer masturba el pene con los pies. Pero el paraíso real, el Edén de todos los podólotras del mundo, no podría ser otro que Japón. Allí son los reyes del pie; de la reflexología podal, porque las mujeres casi obligan a los hombres a que les hagan un masaje podal como uno de los preliminares más excitantes.
Pero mi morbosidad me lleva más allá de todas estas cuestiones. Muchas veces imagino cómo podrían ser los pies de esa presentadora que sale por la tele; la forma de los dedos o si tiene un puente muy marcado o, por lo contrario, si es casi plano; si el talón es grueso o muy fino. Te fijas en toda la forma del pie hasta incluso si está un tanto sucio o muy seco. Con durezas o sin ellas. Con las uñas pintadas o normales. Y lo buscas en Google Imágenes para encontrar pies nuevos y diferentes. Aunque voy mucho más lejos que la mayoría también tengo ciertos límites. Por ejemplo los anuncios de la teletienda, al igual que todas esas campañas de marcas como Dr. Scholl, utilizan los pies para las demostraciones de sus productos. Eso ya no me agrada tanto. Quitan las durezas y curan los callos. ¡Qué asco! Ver cómo se exfolian las pieles o curar una uña me da mucho repelús.
No solamente nos gusta ver el pie desnudo sino que también nos mueven aquellos contactos que tiene la extremidad femenina con otros materiales, sea con medias semitransparentes o con unos calcetines o unas sandalias. El famoso fotógrafo norteamericano Elmer Batters captó de forma muy precisa y sexualmente aterradora todos estos adornos y fusiones de los pies con medias, tatuajes, pulseras en el tobillo, etcétera, y desde todas las perspectivas posibles además de colocar a las mujeres en posiciones totalmente eróticas. Como buen podólatra que era conocía perfectamente los vicios y las situaciones que más morbo terminaban causando: ver un pie ligeramente desencajado y alzado de la sandalia o el zapato, por ejemplo.
Porque al fin y al cabo los podólatras actuamos como 'voyeurs', de esos que se quedan tras la mirilla sin que la otra persona no sospeche nada de lo que escondes. Y disimulando mucho. Te sientes en una terraza de un bar y observas los pies que reposan por tu alrededor. Vas a la playa y lo mismo. Jamás nadie pensaría que eres un fetichista de pies. Porque si lo supiera te llevarías más de una torta y muy pocos halagos. Aunque el más famoso en el campo de la desesperación y del poco disimulo es Joseph Weir, el Führer de los pies, conocido como el 'fetichista de Brooklyn', fama merecida por tirarse de forma literal a los pies de cualquier mujer que se encontrara en el interior del metro de Nueva York. Tras sus miles de experiencias incómodas y rechazos, llegó a la conclusión y convicción de que la mejor manera de disfrutar de esta excitación era a través de internet y mediante la masturbación, sin que intervinieran terceras personas. Ahí lo dejo, yo no he tenido problemas de momento ni tampoco me he tirado a los pies de alguna turista despistada para olisquearle las plantas de los pies en la concurrida playa de Benidorm. Pero más vale mantenerse en la retaguardia y desde allí disfrutarlo".