Dicen que los trapos sucios se lavan en casa, pero también se pueden lavar en el Penal de Mujeres de Santa Mónica, Lima, donde se inauguró una lavandería que recibirá prendas de clientes de fuera de la cárcel.
Por menos de un dólar, las internas lavan una camiseta y un pantalón, la ropa del bebé o un par de zapatillas, y las envían al domicilio del cliente.