Con el inicio del tiempo de Cuaresma, los carnavaleros buscan el perdón de Dios luego de cuatro días de desórdenes y pecados, afirmó ayer el pastor de Jóvenes de la Comunidad Apostólica Hossana, Gerald Cumberbach.
"No existe palabra más radical para calificar este periodo como de hipocresía, porque no podemos derrochar, pecar, hacer desórdenes con nuestras vidas y después arrepentirnos como si nada hubiera pasado", dijo.
Desde tempranas horas, cientos de personas de toda condición social llenaron los templos, parroquias e iglesias de la capital para conmemorar el inicio de La Cuaresma, que marca la primera jornada de 40 días antes de la Semana Santa.
"Lo que necesitamos es un cambio permanente y todo el tiempo se debe vivir en acercamiento con los principios cristianos", exhortó el pastor de esta conocida comunidad que culminó ayer cuatro días de retiro espiritual.
Cumberbach también manifestó su preocupación por los altos niveles de violencia que sufre la sociedad y anotó que su organización religiosa ha iniciado un programa denominado Redes de Crecimiento, para reducir este flagelo en las comunidades más críticas.
"La mayoría de nuestro esfuerzo está centrado en San Miguelito, Arraiján, Tocumen y El Chorrillo, donde hemos recibido la aceptación de algunos pandilleros y trabajamos con su recuperación", anotó.
El pastor puntualizó que en cada una de estas comunidades han establecido las citadas Redes de Crecimiento para llevar un mensaje espiritual a los jóvenes en riesgo social.
Por su parte los sacerdotes de la Iglesia Católica llamaron a los fieles a la oración, la penitencia y al ayuno.
La Cuaresma dura 40 días, comienza el Miércoles de Ceniza (46 días antes del Domingo de Resurrección) y finaliza el Jueves Santo antes de la misa de la cena del Señor. Los domingos no se consideran de Cuaresma porque son pascuales.
La duración de cuarenta días simboliza entre otras cosas, el retiro de 40 días de Jesús en desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 años de Moisés en el desierto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión.