La alimentación de 60 niños que residen en los poblados de El Nance y San Carlos, y que asisten al comedor comunitario que regenta la Iglesia de Dios, peligra debido al elevado costo de los alimentos y a los escasos aportes económicos que se reciben.
Una de las primeras medidas adoptadas por el pastor Gabriel Herrera ha sido la de reducir las raciones que se sirven a cada niño, al igual que el número de días de la semana en que se brindaba la comida, antes que optar por negar la alimentación.
Los niños que asisten al comedor provienen de familias cuya única entrada económica es la ganancia resultante de la pesca, una actividad que según el pastor Herrera es cada vez menos rentable en San Carlos.
El comedor que funciona hasta las una de la tarde, espera pronta ayuda de personas de buen corazón.