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EDITORIAL
Violencia que mata
Qué pasa en Panamá? La gente se está matando en la calle y todo parece marchar igual. La conducta ha cambiado. �Qué vale más: dejarse robar o morir?
Esto no lo entienden los maleantes y mucho menos las víctimas, pues en muchos casos la muerte se asoma por oponerse el ciudadano a los delincuentes.
Cada vez que ocurre una desgracia, lo primero que la ciudadanía reclama es por la bendita seguridad. Quizás esta sea una medida sana para sofocar la ola delictiva que castiga a inocentes, pero la realidad es que engendra más violencia y aumenta la fatal estadística de crímenes.
Ya se acabó el carnaval, fiesta en la que el panameño �se mata� hasta gozar lo que sea, pero los asesinatos continúan y siguen creciendo como la espuma.
En los últimos siete días se han registrado al menos siete hechos sangrientos, sin contar con los que dejan a personas con heridas permanentes.
La época de Cuaresma debe ser, por el amor de Dios, la tregua esperada. Basta ya de crímenes. Los ciudadanos deben someterse a los designios bíblicos y respetar el mandamiento divino que dice: No matarás.
Hombres, mujeres y niños del país claman por auxilio, mientras las instituciones prometen detener esta ola delictiva.
Tanto uno como el otro no han percibido que la solución muchas veces no está en el castigo, sino en el mismo sistema educativo, económico y social que ejecuta la actual administración.
Es claro, si no existe un pueblo educado y no se ofrecen garantías de empleo, es totalmente comprobado que la mayoría se convierte en objeto vulnerable del sistema criminal, pues en éste se ofrece dinero a cambio de algún delito, ya sea vender droga o asesinar a mansalva.
Existe un elemento importante que ayudará de forma radical a que el hombre cambie su conducta y es precisamente hacer la voluntad de Dios.
Es un buen momento para arrepentirse y buscar la anhelada paz entre los ciudadanos panameños que viven inmersos en este mundo de violencia.
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PUNTO CRITICO |
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