La cuarta marcha de protesta de las Damas de Blanco en el séptimo aniversario del encarcelamiento de 75 opositores cubanos, familiares suyos, fue acosada por cientos de partidarios del Gobierno en el centro de La Habana, pero concluyó sin agresiones, a diferencia del miércoles.
Unas 30 damas asistieron a una misa en el centro de La Habana y, al igual que en los tres días anteriores, al salir del templo fueron rodeadas y seguidas por una ruidosa contramanifestación oficialista.
En el recorrido de unos cuatro kilómetros desde la iglesia de La Merced hasta la casa de Laura Pollán, portavoz del grupo, las disidentes y los pro gubernamentales caminaron por algunas de las principales avenidas comerciales y turísticas de la ciudad, mientras agentes de la Policía detenían el tráfico.
Inmediatamente, los oficialistas comenzaron a gritar vivas a la revolución, a Fidel Castro, primer secretario del gobernante Partido Comunista, y a su hermano menor y sucesor en la Presidencia, el general Raúl Castro.
Decenas de curiosos y partidarios del Gobierno se fueron sumando a la marcha, que fue acompañada de un amplio despliegue de seguridad y sorprendió a turistas y transeúntes de los bulevares y el Parque Central de La Habana.
CRITICAS
Una veintena de disidentes cubanos se congregaron frente a la sede europea de la ONU en Ginebra y criticaron el "espectáculo bochornoso" del "maltrato" a las llamadas Damas de Blanco durante su protesta en La Habana.
El manifestante Orlando Blanco, señaló que el régimen cubano "no logrará acallar sus voces, porque continuarán en la lucha por la libertad en el país".