Desde hace años se habla de la necesidad de modernizar la educación. Ahora se ha iniciado un proyecto piloto que parece contar con el respaldo de las dos principales universidades del país, pero no así de un sector de la dirigencia magisterial. Precisamente la marcha de ayer a la Presidencia objetaba esa propuesta del Ministerio de Educación.
La transformación curricular se inició de forma experimental en 63 escuelas de nivel medio. Así también se busca reducir los bachilleratos especializados de los actuales 86 a 16.
Lo cierto es que el país no puede mantener los mismos planes obsoletos de educación. Los gremios docentes y el Ministerio de Educación deberían estar claros en ese objetivo. Los maestros y profesores, por su propia formación, son agentes de cambio, porque forman juventudes. Hay que cambiar para mejorar.
Si no hay un esfuerzo para mejorar la calidad de la educación, de poco servirán los 1, 038 millones de balboas presupuestado para el sector durante este año. No se pueden mantener los planes obsoletos que datan desde los años sesenta.
Hay que recordar los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explitivo de la educación desarrollado bajo auspicio de la UNESCO, que reveló las condiciones desastrosas de la educación panameña. Panamá figuró entre los últimos países de un grupo de 16 que fue objeto del análisis.
Alumnos de tercer y sexto grado de 400 escuelas panameñas fueron sometidos a pruebas en las asignaturas de Matemática, Lectura, Escritura y Ciencias. El 75% de los estudiantes panameños logró bajo puntaje y ni siquiera llegó a los 60 puntos.
Los resultados alarmantes no se compadecen con la inversión que realiza el Estado en materia educativa Si se recibe una educación mediocre, de baja calidad y poca exigencia de rendimiento, así mismo será nuestro futuro
Hay que tener en claro que las reformas son necesarias. Es imposible que una vuelta de 180 grados en el sistema se logre sin sacrificios duros de parte de los docentes, el MEDUCA, los padres de familia y los propios estudiantes, de lo contrario estamos condenados a la mediocridad.