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EDITORIAL
Otra vez Darién
El conflicto interno colombiano amenaza con extenderse a los países vecinos, al punto que ya Panamá se ha involucrado contra su voluntad. Desplazados colombianos huyen por la frontera, los guerrilleros y paramilitares paisas combaten a pocos kilómetros del Darién, mientras que las bandas de narcotraficantes y negociantes de armas ilegales se pasean por la selva del istmo como dueños y señores, lucrando de la muerte de miles de inocentes.
Los darienitas son mejores testigos de la masacre en el Chocó colombiano. De noche, la selva se despierta de las metrallas que se escuchan en el horizonte. Los insurgentes paisas compiten con el puma y el tigre de monte, cual amenazantes fieras en busca de sus presas. De Yaviza hasta Boca de Cupé, cunde el miedo entre los habitantes panameños y reina la desconfianza con los inmigrantes forzados colombianos, que escapan de su cruel destino.
Aunque la presidenta Mireya Moscoso y el gobernante Alvaro Uribe han conversado en Cartagena sobre la forma de eliminar la creciente inestabilidad en la frontera del Darién, la realidad es que ni el propio ejército colombiano se da abasto para neutralizar a la poderosa guerrilla de las FARC y del ELN. Algo que no mencionaron los mandatarios de Panamá y Colombia es la forma de cómo se activarán las patrullas conjuntas, además de la operatividad de los 15 puestos de vigilancia en el Tapón del Darién.
Lo cierto es que llegará el momento en que los efectivos la insurgencia colombiana, cuando se sientan acosados por la policía panameña y la tropa de Bogotá, comenzará a lanzarnos ataques. Para nadie es un secreto que tarde o temprano, el conflicto colombiano atraerá a aves de mal ag�ero, cual cadáver podrido que invita a las águilas a devorarlo.
Después de Irak, el frente latinoamericano se hace atractivo para Estados Unidos y no es ilógico que estén tentados a intervenir en Colombia para acabar con los traficantes de drogas, junto con los grupos guerrilleros de la izquierda marxista-guevarista. Esperemos que Mireya Moscoso no de más terreno a Uribe y al gobierno colombiano para hacernos parte del conflicto que estremece al vecino sudamericano. Panamá no soportaría una oleada de atentados terroristas de la guerrilla o de los paras, como respuesta. Mejor sería mantenernos "neutral" en ese conflicto, pues Panamá no tiene ejército regular ni los recursos para frenar a los rebeldes paisas.
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PUNTO CRITICO |
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