La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.. Muchas de ellas pueden ser vistas en su momento, como una bendición o como tragedia, pero al final, la fe y las ganas de progresar en la vida pesan más.
Cuando una madre siente por primera vez en el vientre a su hijo, sólo le desea lo mejor, buena salud y que venga sano al mundo.
Pero en ocasiones, esto no sucede y por cosas de Dios, los niños nacen con problemas de discapacidad y no pueden tener un desarrollo normal.
Un ejemplo a seguir en este tipo de casos, es el de Porfiria Jiménez, quien a pesar de tener 8 hijos, decidió darle su amor a David, un niño especial con Síndrome de Down.
La niñez de David fue de altas y bajas; a los cuatro años, se vistió solo por primera vez, lo que reflejaba sus ganas de valerse por él mismo.
Luego ingresó al Instituto Panameño de Habilitación Especial (I.P.H.E.), por cuatro años, pero aquí ni siquiera pudo aprender a escribir su nombre.
En 1990, viendo estos resultados, su madre decidió sacarlo de allí y llevarlo a Olimpiadas Especiales para que lo ayudaran.
Después de 17 años, los resultados saltan a la vista, pues aparte de ser uno de los mejores en la rama de la gimnasia, hoy en día, baila típico, y pinta como los propios ángeles.
Se desenvuelve como una persona normal, lo único que necesita es un poco de atención y cariño para salir adelante.
Dentro de Olimpiadas Especiales, David ha encontrado una familia con la cual comparte todas sus alegrías y penas.