La ciudadanía pide a gritos seguridad. Temen por sus vidas y consideran que la Policía no está desempeñando un gran papel en esto; por el contrario, en vez de dar tranquilidad y alivio, asustan y no son de confiar.
Los últimos hechos en donde los uniformados eran los malos y los buenos de la película se han convertido en los ejemplos a temer. �Podrá un ciudadano detenerse ante la solicitud de alto de un oficial uniformado? Las circunstancias actuales no garantizan que se trate de operativos de rutina.
Ante estos hechos, escandalosos por cierto, se suma el clamor de los universitarios y administrativos de la Universidad de Panamá que exigen más presencia de buenos custodiadores de la seguridad en los predios de ese centro de enseñanza superior.
No cabe duda que los incidentes registrados impresionan y causan gran espanto, lo mismo que el incremento de secuestros e intento de secuestros en algunos centros comerciales del país.
Es cierto que la Policía debe revisar su estrategia para ganarle la guerra al crimen organizado, pero también sería saludable que la misma sociedad en su conjunto se involucre para erradicar el mal, sobre todo si es testigo de violaciones, hurtos, robos, intentos de secuestros y demás. No es posible que los panameños se queden mudos y no señalen a los agresores. Todos debemos sumarnos y encarcelar a la maldad para siempre, de esta manera la sacaremos de circulación y todos viviremos en el Panamá que soñamos.