Muchas personas evitan salir o llegar de noche a su casa por el temor a que una bala "loca" los impacte. En Viejo Veranillo, frente a la Universidad de Panamá, paulatinamente el día y la noche significa peligro latente.
Según algunos de sus moradores, la venta de alcohol, guerras de pandillas, peleas, tiroteos y hasta prostitución son el menú del mal vivir que se le ofrece a las personas que residen en este lugar.
Pablo Monterrey, residente del lugar y quien no teme alzar su voz de protesta, señaló que para frenar este flagelo de la delincuencia, se debe hacer los más pronto posible una garita o sub-estación de policía efectiva porque la que está es inoperante para los lugareños, no hay policía y necesitan con urgencia la presencia de estos servidores del orden público.
De acuerdo a la Policía Nacional, en Viejo Veranillo, se está ejecutando el plan integral de seguridad que consiste en rondas permanentes que se refuerzan en la noche y lugares vulnerables al delito.
Respecto a la garita que los residentes consideran es inoperante, señalaron que se investigará para ver que es lo que está pasando pero la comunidad también debe cooperar.
NO HAY VIGILANCIA
El denunciante dijo que no hay rondas de policías que se trasladen al lugar para frenar el problema que se consolida en la sociedad panameña.
Sus residentes hacen un llamado a las autoridades policiales de nuestro país, especialmente a su director Rolando Mirones, para que le brinden la seguridad y que en Viejo Veranillo, lugar ubicado a orilla de nuestra Primera Casa de Estudio, reine la calma y la paz.