Laboró durante muchos años en las desaparecidas Fuerzas de Defensa de Panamá y en la Policía Nacional hasta su retiro como subteniente de la entidad.
Pero como a muchos jubilados, la difícil economía hogareña lo obligó a tener que continuar laborando después del retiro.
Don Arquimedes González García, a sus 58 años, ejercía la profesión de guardia de seguridad, una labor considerada como de extremo peligro en los tiempos violentos por los que atraviesa el país.
Los vecinos y familiares lo recuerdan como una persona muy tratable y luchadora; su suegra Claudina Pineda afrimó que la víctima adoraba a su esposa Alma Rosa y a sus hijos.
Pero no sólo como celador de la agencia Vigilancia Especial laboraba Arquimedes, pues en los tiempos libres también se dedicaba a conducir el taxi de su hijo y a trabajar en una pequeña finca que tenía en su vivienda de la comunidad Los Lagos 2, cerca de Tanara, en el distrito de Chepo.
Lastimosamente la historia de ese hombre trabajador terminó en tragedia cuando la madrugada del jueves delincuentes lo emboscaron cuando vigilaba la arenera Alia y Agregados de Río Chico, en el corregimiento de Pacora.
Las balas homicidas acabaron no sólo con la vida de Arquimedes, sino con sus sueños de ver crecer a sus nietos, dos de los cuales vivían con él y su esposa.
Hasta el momento nada se sabe de los homicidas que le arrancaron la vida a ese hombre por un arma de fuego, unas computadoras y dinero de la compañía.
En el hogar del finado vigilante, un altar con su foto y una vela encendida son el mejor homenaje que sus seres queridos le han querido brindar a su memoria, con la esperanza puesta en Dios de que se pueda hacer justicia en ese caso.
Vigilantes privados
EN LA MIRA DE LOS ASESINOS
En lo que va del año 2010, cinco guardias de seguridad han sido asesinados, principalmente, para robarle el arma. El año pasado mataron a 23 celadores.