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En el afán de pagar cuentas y hacer el listado de costos por los servicios públicos privatizados, recién descubrimos que el costo de la vida está llegado a un límite insoportable, incluso para aquellos cuyos sueldos se consideran sustentables para soportar la carga impositiva.
Nuestra sorpresa a principios de junio fue observar el incremento de la tarifa eléctrica, en un 8% del recibo residencial, algo que fue también perceptible en muchos, por no decir miles de hogares panameños. �Y no se había dicho que la tarifa de la luz bajaría, según palabras de la señora presidenta Mireya Moscoso?
Un familiar fue a reclamar este inusitado aumento a Elektra Noreste en Los Pueblos y el joven que atendió a la querellante le indicó que "el muchacho que apunta las cifras de consumo en los medidores se adelantó cuatro días antes a la fecha estipulada y que por eso salía un incremento del costo energético".
Semejante excusa barata demuestra que ciertas empresas quieren tratarnos de tontos a los panameños.
Se supone que los que verifican los medidores deben hacer cálculos por un mes de consumo, sin adelantar fechas o atrasarlas. �Por qué la empresa distribuidora no avisó de esta maniobra a sus clientes?
RENACIONALIZACION
Nuevamente llegamos al punto que en la campaña política que vendrá se tratará hasta la saciedad: �Será realmente posible hacer la renacionalización de las empresas eléctricas y de telecomunicaciones, de los servicios públicos? Muchos candidatos de los partidos políticos y fuerzas independientes, del poder civil, harán énfasis en rescatar la teoría de volver al poder estatal los capitales de las empresas privatizadas en la era de Ernesto Pérez Balladares.
Se dice que la seguridad jurídica impedirá tales maniobras hacia el retorno de las empresas privatizadas al poder del Estado, del pueblo. De que eso asustará a los potenciales inversores extranjeros y se impedirá la creación de nuevas plazas de trabajo. Pero la realidad es otra.
Tanto la luz eléctrica como el teléfono son necesarios para el desarrollo de una comunidad, de las familias panameñas. Más importante es la energía eléctrica, pues permite brindar comodidad a los hogares: iluminación nocturna, refrigeración de alimentos, lavar la ropa y hasta cocinar, cuando no hay tanque de gas. La luz no puede subir así por así.
Igual sucede con el teléfono. Aunque es cierto que las llamadas al extranjero se han vuelto más baratas, la tarifa residencial telefónica es cara. Se necesita replantear la tarifa para los hogares ante el costo de la vida. De lo contrario, dejaremos incomunicados a miles de hogares panameños.
Las empresas privadas también sufren el elevado costo del teléfono. Si las empresas de capital privado no pueden pagar la tarifa comercial, de seguro preferirán botar a más empleados para hacer balance para sobrevivir en la competencia del mercado.
Sería bueno que el Gobierno actual, como último gran gesto de apoyo al pueblo, presionara a las empresas eléctricas y telefónicas para hacer posible una rebaja en las tarifas de los servicios públicos. Creo yo que si esto se hace, quizás las autoridades de turno puedan lograr más respaldo de los ciudadanos cuando venga el tiempo de medir el trabajo que realizó el régimen en el poder. |
