"�Ay, mamá!, Me duele el alma. Cómo yo quería a ese hombre. Porqué se llevaron a mi padre", gritaba una de las hijas de Héctor �vila Withaker en el preciso momento en que los restos de su padre eran enterrados en el cementerio Amador.
Los hijos del difunto no aguantaban tanto dolor y se agarraban de la cruz que estaba frente a la lápida. Los pequeños a su corta edad se negaban a la irremediable pérdida y hubo momentos en que tuvieron que ser sacados del lugar. Mientras su abuela Hilda Withaker, madre de Héctor, con la mirada perdida apenas recuperaba el sentido luego de haberse desmayado en la puerta de la Parroquia de Fátima, donde se realizó la misa de cuerpo presente.
La Iglesia no estuvo abarrotada, pero la mayoría de los que estaban en el lugar vivían en El Chorrillo, lugar que vio crecer a "Titi", quien en sus años de juventud integró la conocida banda de los "Tiny Toons"
En los alrededores de la Iglesia, la gente comentaba: "�Hasta cuándo más muertes? Hay que poner un alto a esta guerra sin sentido".
Esa preocupación es generalizada en el barrio y llega hasta los niveles más altos porque el párroco de la Iglesia de Fátima, Francisco Jordán, así lo hizo saber en el sermón.
"Nos estamos matando como idiotas, �por el control de qué? Jóvenes, �Qué tienen ustedes en la cabeza? Ya está bueno. Agarren la Palabra de Dios y su Luz y disparen con esa arma, porque las otras son inútiles".
Por su parte, Héctor �vila, padre, a pesar de que quiso ser fuerte no pudo contener el llanto al momento que el cuerpo de su hijo era llevado hasta la carroza que lo conduciría al cementerio. Pero antes de esto, volvió a señalar a los que según él son los asesinos de su hijo.
" Desde el Templo del Señor te perdono, Iván. Mi hijo se confió de ti. Lo vendiste por 7 mil dólares mientras que 3 mil dólares le dieron a "Richi". �Entrégate, porque ellos mismos te van a matar!", dijo.
La amigos de "Titi" querían llevar el ataúd cargado en brazos hasta el cementerio, pero Héctor se negó y los restos fueron llevados en la carroza.
Familiares y amigos caminaron atrás por las populosas calles de El Chorrillo hasta dejarlo en la tumba.