(Opinión) Nuestro Movimiento Olímpico está colmado de abusos y desaciertos. El nadador panameño Ismael Ortiz no es la primera víctima de una dirigencia acostumbrada a destruir sueños y a sepultar esperanzas.
Sin ningún tipo de argumento válido, la Federación Panameña de Natación (FPN), encabezada por Roger Moscote, se ha empeñado en frustrar las aspiraciones de Ortiz de asistir a los Juegos Olímpicos de Beijing.
Este miércoles vence el plazo para la inscripción oficial de la delegación que asistirá a la cita olímpica, misión que corresponde al Comité Olímpico de Panamá (COP), entidad actualmente presidida por Miguel Sanchiz, quien tendrá que decidir entre apoyar a un atleta que hizo su marca con todas las de la ley o darle un espaldarazo a la actitud negativa de una federación fracasada, irresponsable y decadente.
Al señor Sanchiz y su directiva sólo les queda tomar uno de estos dos caminos: el de la justicia o el que lleva directo al basurero de la historia deportiva.
Ya estamos cansados de que en este tipo de conflictos sean siempre los atletas los perdedores. Esperamos hoy una posición firme por parte del COP.