EDITORIAL
Fallas del festival
Muchas han sido los cuestionamientos al Festival Mundial de la Juventud que se desarrolla en la antigua base de Howard. Panamá había sido seleccionada desde 1998 para ser sede del evento, que originalmente debió celebrarse el año pasado, pero evidentemente el país no se preparó de la mejor manera para enfrentar ese compromiso.
Panamá fue escogida por muchas razones. La región centroamericana no había tenido jamás la oportunidad de organizar ese tipo de eventos, el país había logrado la reversión de la vía acuática y es el país con el promedio de población más joven de todo el Continente y se quería hacer realidad el gran sueño del libertador Simón Bolívar, que vislumbró al Istmo como la capital del mundo.
Este tipo de eventos cuenta con un Comité Internacional, que sirve de eslabón entre las delegaciones de los países partícipes y el Comité local encargado de la organización. El gobierno logró posponer el festival del 2000 para este año, pero comenzó tarde su organización y casi a fines del año 2000, fue que se designó el Comité Nacional Preparatorio. Se ha desaprovechado una oportunidad para proyectar una buena imagen del país. En vez de fomentar el debate de ideas se incurrió en el error de promover en primera instancia la parranda.
Los jóvenes por naturaleza son rebeldes. No podemos ser mojigatos y creer que éstos son abstemios y odian las fiestas, pero se debió enfocar el festival en los foros, seminarios, talleres, cursos, intercambio de experiencias y representaciones culturales de las delegaciones participantes. El último día, el país podía ofrecer la gran fiesta de despedida para los visitantes.
Panamá pudo adoptar modelos de organización de otros países que han realizado encuentros que concentran a miles de jóvenes, como Cuba, que aunque le saca provecho político a los festivales, no hay que negarle que tiene experiencia en ese tipo de eventos.
Aunque un poco tarde, en los últimos días del festival se deben hacer los esfuerzos para tratar de cumplir los objetivos trazados y mejorar la mala imagen que se levanta cada día con mayor fuerza contra el país, sobre todo por las fallas en la organización. Debemos aprender de los errores y ojalá no suceda lo mismo con los actos para celebrar el Centenario de la República.
Este es un acontecimiento que merece la unión de todos los sectores, pero como Panamá es muy especial, tenemos dos comités que organizan eventos similares en vez de unificar esfuerzos. Hasta en eso no nos ponemos de acuerdo.
PUNTO CRITICO |
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