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La falta de creatividad tiene una consecuencia horripilante: el aburrimiento en el trabajo y en la vida misma. Copiar las ideas de otros, siempre traerá la triste consecuencia de la mediocridad, y pocas veces nos dará satisfacciones. Es lamentable que nuestros gobernantes, empresarios, obreros y estudiantes, se limiten a la rutina fatídica de la imitación, en lugar de poner a funcionar el cerebro, y crear cosas nuevas que sirvan para obtener riqueza fresca, producto del trabajo, aunque sea mental.
Pero no, nuestros políticos son incapaces de ejecutar obras nuevas, inspirados en nuevas formas de hacer política, limitados a los modos tradicionales (y definitivamente corruptos) que tanto daño le han hecho a la sociedad. Los empresarios hacen lo mismo, y se quedan prisioneros de sus egoísmos, aprovechando sus contactos familiares y políticos para hacer dinero fácil, sin arriesgar el intelecto, sin invertir imaginación para buscarse nuevos mercados y nuevas formas de hacer dinero.
Lo mismo puede decirse de los obreros, quienes quieren ganar el dinero fácil, con todas las ventajas a su haber, sin apreciar el valor que tiene el riesgo del empleador, quien muchas veces pone en peligro el dinero ganado durante toda una vida para propiciar fuentes de empleos. |
