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MENSAJE
Uso equivocado de la fe religiosa
Hermano Pablo
Cr�tica en L�nea
Ocurri� en el estado de Wisconsin, Estados Unidos. Dos hombres andaban predicando la fe en Dios y la confianza absoluta en la Biblia. Ambos eran j�venes inteligentes, de treinta y treinta y cuatro a�os respectivamente. Eran muy sinceros en su pr�dica, y llegaban al coraz�n de la gente sencilla que los escuchaba. En dos oportunidades anteriores, para demostrar de modo palpable su fe, se hab�an hecho picar por serpientes de cascabel. Nada les hab�a sucedido, fuera de una leve inflamaci�n en el brazo donde estaba la mordedura. Envalentonados por esta manifestaci�n de lo que ellos dec�an era una fe invencible, decidieron hacer una prueba m�s. Apoyados en el texto del Evangelio seg�n San Marcos, cap�tulo 16, que dice: �cuando beban algo venenoso, no les har� da�o alguno�, se bebieron, cada uno, sendas copas de estricnina. El terrible veneno hizo su efecto natural, y ambos predicadores murieron al poco rato. Ante esta noticia nos preguntamos: �Qui�n fue, o qu� fue lo que fall� aqu�? �Fall� Dios, que no pudo salvar la vida de dos hombres sinceros? �No, mil veces no! Dios nunca falla y es siempre el mismo Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente Se�or. �Fall� entonces la Palabra de Dios, que promete una cosa que no se cumpli�? Tampoco. La Biblia es tan infalible como Dios mismo. La Biblia tiene promesas firmes, seguras, eternas, inquebrantables. La Biblia no fall�. �Fall� entonces la fe de los dos hombres? Tampoco. Ellos ten�an una fe muy sincera en lo que le�an y predicaban. No eran hombres enga�adores; eran hombres sinceros. �Qu� fue lo que fall� entonces? Fall� la sabidur�a de ambos que creyeron que pod�an manejar a voluntad propia la voluntad de Dios. Muchas personas verdaderamente religiosas fallan por lo mismo. Creen que pueden manejar a su antojo y sin alguna urgente necesidad, todo el poder divino, y levantarse por encima de fuerzas y poderes naturales y celestiales. La fe tiene que acompa�ar la sabidur�a, la mansedumbre y el sentido com�n. La fe en Cristo, cuando acepta sumisa toda su sabia voluntad, s� es fe genuina, �til y provechosa.
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