A cuatro días del espantoso accidente de las Garzas de Pacora, que ha enlutecido a 26 familias, el gobierno de Ricardo Martinelli se encuentra en una posición sorprendentemente similar a la de la administración Torrijos, luego de aquel terrible 23 de octubre de 2006.
Ese día 19 personas fallecieron calcinadas en el bus 8B-06 de la ruta Mano de Piedra, cuando transitaba a la altura de La Cresta. Ante la tragedia, el país entero mostró una indignación sin precedentes en contra de los abusos harto conocidos de la cúpula transportista.
En ese momento, Martín Torrijos y la Autoridad del Tránsito contaban con el apoyo casi absoluto de la opinión pública para realizar todos los cambios que el sistema de transporte requería. Casi cualquier iniciativa para acabar con el status quo en el transporte hubiese contado con un sólido respaldo popular.
�Pero qué sucedio? Nada sino hasta el último momento, cuando el país se encontraba en temporada electoral. Indignando al pueblo, se inició un proceso a la carrera para implementar el proyecto Transmóvil, que no solo involucraba indemnizarlos por sacar de circulación las chatarras que llamaban buses, sino que encima de eso se le permitiría continuar en el sistema a la misma cúpula que eran responsables de la crisis del transporte.
Afortunadamente para el país, el proyecto fue abortado.
Ahora, Ricardo Martinelli se encuentra montado en la misma ola que Torrijos en octubre de 2006. No puede perderla. Dejar pasar la oportunidad de darle un transporte digno a los panameños no sería perdonada.
Para los cientos de miles de panameños que sufren la agonía de viajar en los Diablos Rojos, una burla fue suficiente.