Las acciones ejecutadas por la Procuraduría de la Nación para eliminar la corrupción manda un mensaje claro a fiscales y demás agentes del Ministerio Público, en cuanto a que la coima no tiene cabida.
Sin temores, la procuradora Gómez no sólo ha destituido, sino que procedió a la detención de los funcionarios a los que se detectó recibiendo dinero por sus actuaciones.
No sólo se trata de proyectos y resoluciones para frenar la corrupción, sino acciones concretas: cárcel para los corruptos.
En una sociedad como la panameña, donde la corrupción impera en el ámbito del sector público como en el privado, hay que tomar ese tipo de medidas.
Siempre habrá corrupción, pero cuando existe el firme propósito de investigar y no tapar esos vicios, los niveles de ésta disminuirán. Por años se permitió la impunidad y por esa la lacra de la corrupción prosperó.
Ahora, esa minoría de funcionarios corruptos saben que cuando exigen una coima por cumplir sus labores o para autorizar situaciones al margen de la ley, corren el riesgo de ir a parar a la cárcel.
Ojalá las medidas adoptadas por la Procuraduría las imiten otros altos cargos del engranaje gubernamental, para ir acabando poco a poco con la corrupción.
Al mismo tiempo, los gremios empresariales deben promover entre sus afiliados, que el pago de coima no tiene cabida en una sociedad decente, porque tan corrupto es el que recibe un soborno, como el que lo ofrece.