EDITORIAL
La hora
del destino
Mañana,
con las primeras clarinadas del alba, la República de
Panamá estrenará nuevo gobierno.
En un acto sin precedentes, una mujer
asumirá la Primera Magistratura de la Nación, la
que le tocará presidir hechos histórico trascendentales
como la reversión del canal, anhelo que cristaliza el
sueño de varias generaciones.
El Gobierno de Doña Mireya Elisa
Moscoso Rodríguez, sin embargo, no será fácil.
Tendrá que afrontar el reto del destino una de las naciones
modernas y progresisteas y que la vía interoceánica
sea lago más beneficioso para el mundo. Con una Asamblea
Legislativa en contra, tendrá que barajar los vaivenes
políticos y las confrontaciones que indudablemente se
darán en la Cámara Legislativa.
Los desafíos del nuevo gobierno
serán en materia de salud y educación. El nuevo
régimen ha señalado entre sus prioridades la nutrición,
sobre todo en la población indígena que es un área
descuidada por todos los gobiernos.
Una población enferma no puede
dar buenos resultados. La nueva presidenta también ha
advertido del estado de deterioro en que se encuentran muchas
escuelas por lo que le dedicará especial interés
a la instrucción pública, después de la
publicitada y fracasada modernización de la educación
impulsada por el régimen que hoy llega a su fin.
Abrimos un compás de espera para
el nuevo gobierno y esperamos que se cumplan las promesas electorales,
ya que los panameños no asimilaremos más el cuento
de "El Pueblo al Poder". El gobierno del "cambio"
tiene que ser radical y dar estructuras. Panamá está
en la hora decisiva y tiene que levantar el estandarte de la
dignidad exigiendo respeto a propios y extraños.
Con una transición accidentada,
Panamá se enfrenta a su futuro en el que se le ofrecen
buenas perspectivas de desarrollo social y política. Creemos
que es propicia la oportunidad para exhoratar a los panameños
a la solidaridad del nuevo gobierno, convencidos de que para
progresar debemos promover una cultura de paz.
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