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MENSAJE
Salga el sol por antequera
Carlos Rey
Cr�tica en L�nea
Fue el 2 de enero de 1492 que las �ltimas fuerzas musulmanas se entregaron, y as� los Reyes Cat�licos acabaron finalmente con el dominio pol�tico de los moros en la pen�nsula ib�rica. Fue un proceso largo que culmin� con la capitulaci�n de Granada, ciudad clave donde se firm� el pacto que sellaba la consolidaci�n de Espa�a. Pero fue antes de la capitulaci�n, durante la toma de Granada en los �ltimos meses de 1491, en el Campamento de los Reyes Cat�licos, que tuvo su origen la frase proverbial: �Salga el sol por Antequera�. La guerra civil produjo tantos casos de conflicto de lealtades que la frase naci� con sentido ir�nico, equivaliendo a �salga el sol por donde sea�, pues desde Granada no era posible que saliera el sol por Antequera, que estaba situada al oeste, sino todo lo contrario: era all� donde ten�a que ponerse. Por eso en su versi�n completa suele decirse: �Salga el sol por Antequera y p�ngase por donde quiera.� Ahora bien, ese sentido ir�nico dio pie a dos interpretaciones contrarias. Hab�a quienes citaban esa frase para dar a entender que les era indiferente que resultara una cosa u otra, demostrando la mayor despreocupaci�n sobre el resultado de un asunto o una decisi�n tomada. Pero en sentido opuesto, tambi�n hab�a quienes la citaban para afirmar que hab�an tomado la firme e irrevocable determinaci�n de llevar a cabo un acto, pasara lo que pasara y se opusiera a ello lo que fuera.1 Ser�a como decir actualmente: �Pase lo que pase, a m� me da lo mismo�, o decir, al contrario: �Pase lo que pase, estoy resuelto y no hay nada que me detenga.� En el caso nuestro, Granada representa nuestro coraz�n, donde se est� librando una gran batalla. Frente a la toma de esa fortaleza espiritual, ya sea por las fuerzas de Dios o las del diablo, nosotros tambi�n podemos optar por decir: �Salga el sol por Antequera y p�ngase por donde quiera� en el sentido de mostrarnos indiferentes ante la decisi�n que hemos de tomar. O podemos optar por decirlo en el sentido contrario, de que hemos tomado una decisi�n en firme, ya sea de servir a Dios o de servir al diablo. Pero lo que necesitamos reconocer es que el optar por la indiferencia es lo mismo que decidirnos por el diablo, porque el que no est� de parte de Dios est� en contra de �l.2 De modo que m�s vale que digamos: �Salga el sol por Antequera y p�ngase donde quiera�, a modo de declarar que, pase lo que pase, estamos resueltos a servir a Dios de todo coraz�n.3 As� llegaremos a comprender lo que motiv� al salmista a proclamar: ��Desde la salida del sol hasta su ocaso, sea alabado el nombre del SE�OR!�4 1Gregorio Doval, Del hecho al dicho (Madrid: Ediciones del Prado, 1995), pp. 52,53. 2Mt 6:24; 12:30; Lc 11:23 3Jos 24:15 4Sal 113:3
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