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Hace 30 años, la muerte violenta instaló al ex presidente chileno Salvador Allende en la galería de próceres de la izquierda mundial, pero nunca como en estos días su emblemática figura había cobrado tanta vigencia en Chile.
El médico que tomó la bandera del marxismo para izarla por la vía democrática y que prefirió suicidarse a los 65 años antes de entregar el mando a los militares golpistas se ha transformado en un trágico ícono de idealismo y consecuencia política para el Chile actual.
"Allende es un mártir que simboliza una utopía. Si hay gente que todavía lo defiende demuestra que su mensaje aún es válido", dijo Marta Lagos, directora de la firma Mori. |
