Hace 23 años se perpetró uno de los crímenes más horrendos que registra la historia panameña. Una organización militar denominada F-8 detuvo y decapitó al médico internacionalista y ex viceministro de Salud, Hugo Spadafora Franco. A partir de ese hecho, comenzó a derrumbarse el régimen militar.
El 13 de septiembre de 1985, el cadáver de Spadafora fue encontrado en el poblado costarricense de El Roblito, cerca de la frontera con Panamá, a 15 kilómetros de La Concepción, donde había sido visto con vida por última vez.
Ese asesinato estremeció los cimientos de la sociedad panameña y levantó una ola de protestas en todo el país, por la forma en que fue mutilado el cuerpo y desaparecida la cabeza, algo nunca antes registrado en el país.
Tras la invasión norteamericana, 10 militares, entre ellos, el depuesto general Manuel A. Noriega fueron llamados a juicio, proceso que se inició en julio de 1993 y concluyó en septiembre del mismo año. Al final, sólo fueron condenados a 20 años de prisión Noriega, Francisco González Bonilla y Julio César Miranda.
Noriega permanece en prisión en Miami en una especie de limbo, esperando su repatriación a Panamá y su extradición a Francia. González Bonilla permanece en la cárcel de Santiago y Miranda está recluido en la cárcel de David; ambos ya pronto alcanzarán su libertad.
Hugo Spadafora estudió en Italia, combatió en Guinea Bissau junto a Amílcar Cabral y formó la brigada Victoriano Lorenzo que junto a los sandinistas, se enfrentó a la dictadura del presidente de Nicaragua, Anastasio Somoza; luego se distanció de los sandinistas y formó parte de los contras nicarag�enses.
Hugo Spadafora debía cumplir este mes 68 años, las Fuerzas de Defensa le arrebataron la vida, pero al menos su crimen no quedó impune.