|
Fuego ol�mpico ilumina al mundo
Redacci�n
Cr�tica en L�nea
Sydney se visti� de gala en la inauguraci�n de los Juegos Ol�mpicos, caracterizados aqu� como "los del Milenio". La ciudad recibi� a unos ocho millones de visitantes de todo el mundo. Esta metr�poli, situada a orillas de una hermosa bah�a, amaneci� llena de banderolas multicolores, macetas con flores, �rboles nativos, obras de arte y calles remodeladas especialmente para la XXVII edici�n de las Olimpiadas de la era moderna. Bajo fuegos artificiales y los cinco anillos ol�mpicos formados con luces, la antorcha ol�mpica avanz� para dar marcha a la ceremonia de inauguraci�n. Horas antes, la velocista australiana Melinda Gainsford-Taylor llev� la antorcha hasta los jardines del famoso Teatro de la Opera y all� la recibi� el tenor italiano Andrea Bocelli. El dise�o de la antorcha se inspira en el edificio de la Opera, las aguas azules del Oc�ano Pac�fico y la delicada curva del bumerang. La llama ol�mpica lleg� tras sobrevivir el ataque de unas 200 personas que, cubiertas con m�scaras y portando cruces gamadas, arrojaron frutas y proyectiles de papel contra la atleta australiana de heptatl�n, Jane Flemming, mientras agitaban pancartas con la frase �Comparte el esp�ritu de la corrupci�n, comparte el esp�ritu de los Juegos�. Panam� inici� su participaci�n en las Olimpiadas, en los juegos celebrados en Holanda, en 1928 y los atletas paname�os cumplir�n en Sydney su participaci�n en 13 juegos de esta �ndole. Este a�o la representaci�n nacional est� a cargo de Eileen Coparropa, Alexis Batista, Curt Young, Estela Riley, Iv�n Rodr�guez y Ricardo Chandeck. Las autoridades locales han querido embellecer la sede anfitriona de los Juegos Ol�mpicos con la plantaci�n de cinco millones de �rboles nativos, a�adidos a los existentes en la ruta de 42,2 kil�metros por donde pasar�n los corredores del marat�n, la tradicional prueba con que se cierran las olimpiadas desde su restablecimiento en 1892. Una inversi�n de m�s de $200 millones ha conseguido que Sydney se vea m�s moderna y cosmopolita sin que las modificaciones arquitect�nicas hayan estropeado la belleza de los parques p�blicos y los puertos naturales situados alrededor de la Bah�a.
|
