Uno de los salseros que participará este 2 de octubre en el Festival de la Salsa se confesó con Crítica en una entrevista vía telefónica, y entre todo lo que nos dijo Víctor Manuelle, está su gran entusiasmo por pisar suelo panameño, pues después de tres años de no dar un concierto en Panamá, promete que en el "show" dará el 200% de su talento.
Pero no solo habló de sus proyectos musicales, sino también de cómo anda su corazoncito. El salsero boricua expresó que para él, sus seguidores son lo más importante, debido a que son ellos los que siguen su música, por lo que a pesar de que su corazón en estos momentos lo ocupa un persona muy especial, siempre tiene un espacio para las chicas que están pendientes de su carrera. "Estoy tranquilo en el amor, compartiendo con una pareja, bastante estable, pero siempre estoy disponible para mi fanaticada porque son las que escuchan mi música", comentó.
Víctor dejó claro que el público es todo para él, por ello, declaró que los que asistan al Festival de la Salsa serán quienes decidan lo que quieren escuchar, aunque tiene un gran repertorio musical para los panameños, así que los complacerá con temas nuevos y viejos. Como muchos saben, Víctor tuvo la oportunidad de hacer salsa cristiana y, según comentó, no le tiene miedo a lo cristiano, manifestando que: "Yo me mantengo componiendo canciones cristianas, pues mi hermano hizo una producción bajo la música sacra, pero hasta ahora me mantengo en música secular, pero no le tengo miedo a lo cristiano".
La salsa es un género que nunca va a morir, y según manifestó el intérprete de "Dile a ella", en estos momentos está más fuerte que nunca, a pesar de que no tiene la difusión radial que tenía hace años, por lo que se mantendrá alimentando este ámbito musical con su gran repertorio, y entre sus planes futuros está un nuevo disco.
Otra de las confesiones que nos hizo fue su gran pasión por las compras, pues nos dijo que él mismo es su asesor de imagen, por lo que le gusta estar pendiente de las nuevas tendencias. Ir de compras es su pasatiempo, aunque -en ocasiones- le sale caro.