TEMAS DE ACTUALIDAD
La muerte cabalga por nuestras calles

Mario Moisés Moreno S.
Relacionista Público

El conducir un automóvil en la República de Panamá ha dejado de ser una habilidad para convertirse en una de las actividades de mayor riesgo, peligro y mortalidad del país.

Cada año son innumerables los hogares que de una u otra forma se ven afectados por el luto y el dolor al perder un ser querido en un fatal accidente de tránsito.

Todos los días, los medios de comunicación social informan a la ciudadanía sobre estos hechos, cómo se dan y de qué forma estas cifras aumentan, superando a la de los años anteriores.

Pero es necesario preguntarse: ¿Qué sucede en nuestras calles? ¿Por qué ocurren tantos accidentes de tránsito? ¿A qué se debe la violencia en el manejo? Todas estas y muchas más interrogantes quedan en el aire sin repuestas.

Estoy seguro que en algunas ocasiones usted habrá tocado este tema con algún familiar, amigo o conocido y habrán sacado sus propias conclusiones al respecto. Pero lo cierto es que todos los años aumenta la cantidad de vehículos que transitan por las diferentes vías del país. Para ser más exactos en la actualidad circulan 388.602 automóviles a nivel nacional y sólo en la ciudad capital se movilizan 283.019, lo que nos indica el por qué de los enormes tranques que se dan a cualquier hora del día en el área metropolitana.

A este problema se le suman otros factores que son detonantes de esta alarmante situación. Sólo es necesario circular por alguna calle o avenida del territorio nacional para constatar que las variantes son las mismas: Falta de cortesía en el manejo, exceso de velocidad, manejo desordenado, distracción, exceso de pasajeros, música estridente, el uso de los teléfonos celulares al conducir, por mencionar algunos.

Por otro lado, las estadísticas también nos muestran que muchos accidentes son causados por menores de edad, quienes conducen en forma irresponsable bajo el auspicio de personas adultas, las cuales se hacen cargo de todos sus actos, convirtiéndolos así en individuos sin principios ni valores, que nunca asumirán sus responsabilidades.

Pero esto no termina aquí, pues se le añade el desenfreno y desorden con que manejar los famosos "Diablos Rojos", y su ya acostumbrado mal trato a los pasajeros. De este entorno no queda aislado los peatones quienes por desidia no utilizan las aceras adecuadamente, los pasos elevados, las líneas de seguridad en abierta violación a las normas de tránsito.

Como vemos, esto nos plantea un panorama complejo, que empeora cada día. En los 252 días de 1998, ya han muerto más de 362 personas, una cifra muy superior a la que registran las autoridades el año pasado para esta misma época, sin tomar en cuenta los accidentes menores o colisiones, los cuales no dejan de ser preocupantes.

Se está haciendo costumbre o norma romper las estadísticas de muertes del año anterior, sin que se haga algo para evitarlo.

Es tiempo que meditamos a todos los niveles, clubes cívicos, entidades del gobierno y público en general, para que se inicien campañas permanentes de concientización y prevención de accidentes; que se brinden charlas y seminarios a nivel escolar que eduque al estudiantado sobre este problema. Se deben actualizar las leyes de tránsito, de formal tal que se penalice en forma severa a los conductores que bajo efectos de bebidas alcohólicas o alucinógenas causen un accidente con el consiguiente saldo de muertes.

Si emprendemos esta lucha de forma eficaz, no sólo bajarán los índices de muertes por accidentes de tránsito, sino que ganaremos muchas vida más....

 

 

 

 

 

 



 

AYER GRAFICO
Así vestían los conjuntos típicos de Panamá en la década del cincuenta.


CREO SER UN BUEN CIUDADANO
Sin embargo, desconozco mis derechos.


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