Hace 18 años, una decena de oficiales de las Fuerzas de Defensa fueron fusilados tras fracasar la asonada golpista contra el general Manuel Antonio Noriega.
El movimiento era liderado por el jefe de la compañía Urraca, Moisés Giroldi, quien había realizado algunas reuniones de coordinación con miembros de la CIA, según reveló hace poco el ex jefe del Ejército Sur, general Marc Cisneros.
Los alzados lograron arrestar a Noriega al llegar al Cuartel Central en horas de la mañana del 3 de octubre de 1989, pero, casi al mediodía, unidades clave como la compañía "Macho de Monte" y el Batallón 2000 recuperaron el control y restituyeron el poder a su comandante.
En un interrogatorio, en abril de 1993, Noriega alegó que ese movimiento fue orquestado por el gobierno del presidente George Bush (padre) y dijo tener pruebas contundentes de que el secretario de Defensa de ese tiempo, Dick Cheney, dio el visto bueno al golpe.
TESTIMONIOS
Daniel Alonso, el civil que sirvió de vocero para leer la proclama de los alzados, dijo que Giroldi intentó aplicar correctivos a los desajustes institucionales en las Fuerzas de Defensa.
Esas muertes deben ser recordadas como el indicativo de que no todo en las Institución era malo, y que había oficiales y soldados que no eran corruptos ni criminales, sino profesionales de las armas, preocupados por la salud de la nación, añadió.
El tiempo ha permitido colocar esta gesta en su debido contexto histórico. Para muchos, los alzados del 3 de octubre de 1989 no fueron héroes, pero pagaron con sus vidas un alto costo por atreverse a tomar acciones que eran necesarias para salvar al país, añadió Alonso.
El golpe castrense fue liderado por Giroldi, Javier Licona -quien logra sobrevivir al escapar a la Zona del Canal-, Federico Olechea, del Batallón 2000, quien posteriormente no apoya el movimiento, el Mayor José A. Pájaro-sobreviviente.
Otros que respaldaron el golpe y pagaron con su vida fueron León Tejada, Daniel Arza, Edgardo Sandoval, Nicasio Lorenzo, Jorge Bonilla, Ismael Vicente Ortega, Francisco Concepción Espinosa, Feliciano Muñoz Vega, Deoclides Julio y Eric Alberto Murillo.
El Mayor Pájaro negó en todo momento que el movimiento castrense estuviese financiado por la Agencia Central de Inteligencia.