No pueden lucir el uniforme fuera del entorno laboral, pero eso no impide que las primeras oficiales que se han incorporado al Ejército afgano tras meses de entrenamiento se declaren "orgullosas" de portar el atuendo castrense.
Las primeras oficiales son sólo 29: jóvenes con formación escolar o universitaria, que se graduaron el pasado 25 de septiembre y se incorporaron al Ejército después de recibir formación durante cinco meses.
"Estoy muy orgullosa de vestir el uniforme, pero desafortunadamente sólo lo llevo en el recinto", declaró a Efe Habiba, de 28 años, al analizar sus primeros días de trabajo en las fuerzas afganas.
"Casi nunca me lo pongo afuera porque ser una mujer en el Ejército es algo nuevo y nuestra gente no está acostumbrada a ello todavía", reconoció esta joven casada y con cuatro hijos, en referencia a la conflictiva situación que vive el país centroasiático.