El gobierno anunció un ambicioso proyecto para el popular sector de Curundú que consiste la construcción de 1,000 soluciones de viviendas con un área de construcción de entre 46 y 48 metros cuadrados con un valor estimado que 15 y 20 mil dólares.
Habrá drenaje del río Curundú, áreas recreativas y deportivas y talleres para enseñar un oficio productivo a la población. Se contempla una inversión de 60 millones de dólares.
Sin duda que es una gran obra, pero los residentes deben poner de su parte y no permitir que el nuevo Curundú siga siendo el ghetto, donde los maleantes hacen de las suyas y el resto de la comunidad decente aguanta callada.
Al mismo tiempo, los residentes de los nuevos inmuebles deben cumplir con las mensualidades para cubrir el costo de su nuevo hogar, darle un adecuado mantenimiento.
Resulta increíble que más de 40 mil prestatarios del Banco Hipotecario Nacional mantengan una morosidad de 80 millones de dólares y no pagan letras tan bajas que en algunos casos no superan los 25 dólares mensuales.
La sociedad no puede ser tan sinverg�enza. Si se reclaman soluciones habitacionales al Estado, lo menos que se puede hacer es cumplir con las mensualidades para cubrir los gastos que generaron esa obras y no pretender que todo les llegue gratis. Comprendemos que hay casos excepcionales de familias que no pueden cubrir en algún momento una mensualidad, pero algunos se acostumbran a no cumplir de por vida sus obligaciones.