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Antes vociferaban su oposición al autoritarismo. Hoy, sin embargo, los demócratas cristianos aplauden la propuesta de Martín Torrijos de permitir que un uniformado dirija la policía. Bien acompañados están, nada menos que por un tirano militar, verdugo de la libertad de expresión y patrocinador del saqueo del Seguro Social.
Mientras tanto, en Punta de Barco siguen apareciendo las osamentas de algunas infortunadas víctimas del militarismo. Mejor defensa no puede existir contra el planteamiento torrijista de eliminar uno de los controles civiles de la policía, que además abre las puertas de la dirección a un militar.
En su intervención en el "Diálogo sobre la seguridad en Panamá" (14 de octubre) el candidato Torrijos señaló: "Considero que la Ley debería permitir que el Presidente pueda optar por un civil o un miembro de la carrera policial para ser designados en las jefaturas de dichas instituciones" de seguridad pública.
Esa idea es inconveniente y alarmante, muy en especial para la mayoría ciudadana que sufrió los vejámenes del régimen militar, cuya cúpula corrupta y autoritaria acumuló todo el poder público, incluyendo el poder represivo de la policía, en perjuicio de la ciudadanía.
La dirección civil de la policía es una salvaguarda, adoptada por consenso nacional (y reiterada durante el gobierno de Pérez Balladares, por cierto), para evitar un regreso a los excesos de la narcodictadura. Torrijos y los demócratas cristianos quieren eliminar esa protección, pero los muertos de la dictadura claman contra sus infelices pretensiones. |
