"Como premio �ureo"
por Carlos Rey
En el arroyo grande, que la lluvia hab�a dilatado hasta la vi�a, nos encontramos, atascada, una vieja carretilla perdida toda bajo su carga de yerba y de naranjas. Una ni�a, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar con el empuje de su pechillo en flor al borricuelo, m�s peque�o, �ay!, y m�s flaco que Platero. Y el borriquillo se despechaba contra el viento, intentando, in�tilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Era vano su esfuerzo, como el de los ni�os valientes, como el vuelo de esas brisas cansadas del verano que se caen, en un desmayo, entre las flores. Acarici� a Platero y, como pude, lo enganch� a la carretilla delante del borrico miserable. Le obligu�, entonces, con un cari�oso imperio, y Platero, de un tir�n, sac� carretilla y rucio del atolladero, y subi� la cuesta. "�Qu� sonre�r el de la chiquilla! Fue como si el sol de la tarde, que se quebraba al ponerse entre las nubes de agua, en amarillos cristales, le encendiese una aurora tras sus tiznadas l�grimas. Con su llorosa alegr�a, me ofreci� dos escogidas naranjas, finas, pesadas, redondas. Las tom�, agradecido, y le di una al borriquillo d�bil, como dulce consuelo; otra a Platero, como premio �ureo." "�Qu� palabras m�s bellas y elocuentes!�, exclama el escritor Roberto Lazear a prop�sito de la exquisita prosa po�tica del Premio N�bel Juan Ram�n Jim�nez. Y tiene toda la raz�n. En la opini�n de muchos cr�ticos Platero y yo es �el libro que m�s ha emocionado a grandes y chicos de los cinco continentes." "�Cu�ntas "carretillas atascadas" hay por todas partes! -contin�a Lazear-. La vida no es f�cil.... Con frecuencia... nos pone como aquella ni�a, "rota y sucia" y llorando.�3 Pero cuando m�s desesperados estamos, pasa por nuestro camino un buen samaritano y nos saca del atolladero en que nos encontramos. Al igual que don Juan Ram�n y Platero, pone por obra la regla de oro, que dice: �As� que en todo traten ustedes a los dem�s tal y como quieren que ellos los traten a ustedes." Si bien la ayuda debe prestarse de manera desinteresada y no con el fin de que sea correspondida, �no cabe duda de que... tarde o temprano quien ayuda ser� ayudado�.5 El autor de la regla de oro, Jesucristo, lo establece en la ley de la reciprocidad, que dice que con la medida que midamos a otros, se nos medir� a nosotros.6 A eso se debe que Platero recibiera una deliciosa naranja �como premio �ureo�. Y as� tambi�n nosotros, si nos empe�amos en ser buenos samaritanos, tarde o temprano recibiremos, como Platero, un �premio �ureo� hecho a nuestra medida.
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