Jueves 12 de nov. de 1998

 








 

 


FAMILIA
Ladrillos, piedrones, traseros y tableros: esbozos de la búsqueda del crack

James A. Inciardi

El consumo de crack se registró en Canadá, la mayoría de los países europeos, Hong Kong, Sudáfrica, Egipto, India, México, Belice, Bermuda, Barbados, Colombia, Brasil y las Filipinas.

Si bien el consumo de cocaína-crack se volvió evidente en la mayoría de las grandes ciudades de Estados Unidos durante la segunda mitad de los años ochenta, la cocaína y el crack tienden a estar asociados más a menudo con Miami que con otras zonas urbanas. En parte, esto obedece a la asociación de Miami con las guerras contra la cocaína de fines de los años setenta y principios de los ochenta y con la reputación del sur de Florida de importar y distribuir cocaína. Sin duda, la imagen de la ciudad como la Casablanca del Caribe presentada en la serie televisiva "División Miami" también contribuyó. Pero sean cuales fueran las razones, el crack por cierto es una faceta significativa de la vida callejera de Miami, y la experiencia de Miami se toma aquí para ilustrar a los actores, las situaciones, las aventuras, la degradación y las tragedias asociadas con el consumo de crack.

Ya en 1983 el crack era parte de la escena callejera de Miami, y según varios informantes la droga podía comprarse en varios lugares de los bajos fondos (galerías donde inyectarse) en fecha tan temprana como mediados de 1981. Un consumidor de heroína de largos años y residente en la comunidad Overtown de Miami recordaba en 1989:

Lo recuerdo con tanta claridad como si fuera ayer, porque recuerdo que mi hermano Freddie y yo habíamos salido a celebrar. Acababa de pasar 18 meses en la cárcel por entrar a robar y era la primera vez que lo veía desde su salida. Esa fue la última vez en que la pasó mal y salió en mayo del 81.

De todos modos, estaba este lugar de la calle 17, cerca de un parquecito. Era una casa donde darse, una galería de inyectarse. Freddie quería un poco de chico blanco (heroína), de manera que como acababa de salir y todo eso le dije que yo me encargaba. Entonces vamos a este lugar de la 17. Después de que pasaron unos minutos de que estábamos allí, el hombre de la casa (el dueño de la galería de inyectarse) me muestra estas pequeñas rocas de cocaína. Me olvidé de la forma en que las llamó exactamente, pero más adelante las conocimos como crack. Dijo que entraban todos los días de Little Haiti y que las había estado pasando desde su casa durante tres meses para los cocainómanos. Recuerdo que Freddie se rió del asunto, de que cómo había coca ahí y de que, por el tipo de gente que el lugar atraía, ya no sería respetable durante mucho tiempo.

El consumo de crack y la existencia de fumaderos de crack proliferaron en Miami y en todas partes a lo largo de los años ochenta. A continuación del sensacionalismo inicial de los medios, la cobertura de prensa se centró en el compromiso de los jóvenes en la distribución de crack, la violencia asociada con las luchas para controlar el mercado de crack en los barrios bajos y el abuso, descuido y abandono de niños por parte de las madres adictas al crack. En Miami, si bien la violencia asociada con la distribución de crack nunca alcanzó las proporciones evidentes en otros centros urbanos, el consumo de crack, sin embargo, era un importante problema de drogas.

 

 

 

 



 

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