MENSAJE
De los tiempos modernos
- Hermano Pablo
- Costa Mesa, California
Iba a ser una operación
de rutina, aunque siempre con sus riesgos. Jean Lantan, buzo francés,
y su compañero René Delorie, debían filmar un rebaño
de ballenas en el mar de Indonesia. Se lanzaron al agua con sus equipos
y con sus cámaras. Jean haría las veces de cuidador y René
las de fotógrafo.
Estando ya bajo el agua, Jean vio de repente, detrás de él,
una enorme ballena de 18 metros de largo. El monstruo abrió la boca
y se abalanzó sobre él. En un instante Jean estaba en las
fauces de la ballena.
Sintió un dolor agudo y pensó que la ballena lo había
cortado en dos de un mordisco. Sólo tuvo tiempo para elevar una ligera
plegaria: "Dios mío, ayúdame!" Por alguna razón
extraña la ballena no se lo tragó, sino que lo expulsó
de su boca. El buzo, aunque herido, logró maniobrar desesperadamente
y alejarse del monstruo. "Yo no creía en la historia bíblica
de Jonás -les dijo después a los periodistas', pero ahora
sí creo".
Este es otro incidente que se presta para algunas reflexiones. Cuando
clamamos a Dios desde el fondo de nuestra desesperación, Dios puede
ayudarnos. Aun dentro de las fauces de una ballena, Dios puede salvarnos.
Sólo hay que clamar con fe, creer que Dios nos rescatará,
y esperar.
En segundo lugar, cuando uno experimenta alguna calamidad en la vida,
ese suceso puede inclinarlo a la fe. La célebre historia bíblica
de Jonás, que Jean Lantan nunca creyó, ahora se le hacía
cierta. El también estuvo, sino en el vientre, por lo menor en la
boca de una ballena.
Y hay una tercera reflexión. El hombre moderno, mientras disfruta
de salud y bienestar, no siente la necesidad de acercarse a Dios. Pero en
momentos de peligro, instintivamente clama al único que puede salvarlo.
Por eso es tan importante que vivamos siempre cerca de Dios. No es suficiente
sólo buscarlo en momentos de apuro. Debemos mantener la comunicación
abierta con El en todo momento. Dios es la fuente de toda salvación,
pero si no mantenemos la comunicación abierta, cuando más
lo necesitemos no sabremos ni dónde ni cómo hallarlo.
Sea Jesucristo, Dios hecho hombre, nuestro Señor y Dios en todo
momento de la vida. Pueda que en este momento nos consideramos autosuficientes,
pero nadie conoce el futuro. Tal vez mañana nos encontremos en las
fauces de una ballena. Vivamos siempre cerca de Dios.
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