En un intento de dar un nuevo golpe de efecto en el conflicto de Irak, el presidente de EEUU, George W. Bush, viajó de manera inesperada a Bagdad, donde cenó con soldados estadounidenses con motivo del Día de Acción de Gracias.
La excusa fue la festividad más tradicional en EEUU y el deseo de agradecer a los soldados su esfuerzo para "derrotar a los terroristas", pero la visita recordó mucho a la que hizo el pasado 1 de mayo a un portaaviones para declarar cumplida la misión en Irak.
En una de sus puestas de escena favoritas, el presidente despistó a la prensa, aterrizó en Bagdad a oscuras y se enfundó una chaqueta militar para charlar con un grupo de 600 soldados en el aeropuerto de la capital iraquí, a los que incluso ayudó a servir la cena.
La Casa Blanca cuidó hasta el último detalle la estancia de poco más dos horas y media de Bush en Irak, la primera de un presidente de EEUU a ese país, y logró mantener en secreto un viaje que se empezó a planear a principios de esta semana, según varios medios.
Bush subrayó que los terroristas están intentando poner a prueba a Estados Unidos con sus constantes ataques contra las tropas aliadas "con el deseo de que salgamos corriendo".
Pero el presidente subrayó que "no entramos cientos de millas en el corazón de Irak, no pagamos un coste amargo en bajas, derrotamos a un dictador despiadado y liberamos a 25 millones de personas para batirnos en retirada ante un puñado de bandidos y asesinos".
"Nos quedaremos hasta que hayamos cumplido con nuestra misión", recalcó Bush al terminar la visita.
REFUERZOS: 17,000 NUEVOS SOLDADOS
Unos 17,000 soldados de EEUU reemplazarán a las fuerzas desgastadas, en una necesaria rotación. EEUU preveía reducir sus tropas en Irak de unos 130.000 soldados actualmente a 105.000 para mayo próximo, pero las órdenes de despliegue emitidas, que incluyen otras unidades de diversos cuerpos, pueden hacer que la cifra real se quede en unos 110.000 hombres. |