Una abuela de la comunidad de Samaria, San Miguelito, se convirtió en una pequeña empresaria gracias a la ayuda que le brinda Casa Esperanza para contrarrestar el trabajo infantil en las calles de esta capital.
Beatriz Stewar, quien tiene 5 hijos y un nieto, recibió un apoyo económico de 80 dólares para vender gelatina con helado y dulces en la puerta de su hogar, que ahora está creciendo con otros productos.
"Con este trabajo informal sacamos algún dinero que sirve para los gastos de la casa, el pasaje y para cualquier necesidad que los niños necesiten para asistir a la escuela", subrayó durante un encuentro con otras madres para compartir sus experiencias.
Según la abuela, el contacto con Casa Esperanza empezó cuando esta institución detectó a su hija mayor trabajando en las calles, desde entonces esta organización le ha brindado a esta madre asesoría para iniciar su negocio casero.
El programa también cuenta con el apoyo de un banco local que forma parte del programa social para ayudar familias de niños que trabajan en las calles, con el objetivo de erradicar el trabajo infantil.