EDITORIAL
Inicio del Año Lectivo
Con reservas y cautela para
declarar un paro de docentes, se inició ayer la organización
administrativa del año lectivo. Los educadores cuestionan al Ministerio
de Educación sobre los traslados y otras deficiencias como son la
falta de material didáctico, mobiliario, servicios sanitarios, falta
de profesores y otros aspectos que han sido postergados para el inicio del
año escolar. Mientras el Ministro de Educación, Pablo Thalassino,
señala con gran triunfalismo que siguen viento en popa la modernización
del sistema educativo, los educadores indican que no hay ningún avance
y añaden que hay persecución política contra los gremios
docentes.
Hay pues, un clima de tensión y la tormenta puede estallar siendo
los grandes perdedores, como siempre, los estudiantes y padres de familia.
Por más que las autoridades educativas quieran insistir en sus
objetivos, en verdad esa institución llamada "escuela"
ya nada le dice a los estudiantes. Incluso, hace falta mística entre
el personal docente y educando. Por inercia, esa responsabilidad primaria
ha pasado del hogar, donde antes se formaba elementos de nuestra sociedad,
a la televisión que no es un buen substituto docente porque muchos
de nuestros comunicadores hacen ostentación en forma insólita
de su ignorancia.
La modernización de la educación no es sólo tecnología.
Esa transferencia debe hacerse con algo más que copiar modelos foráneos.
Debe haber formación en los hogares con fuerzas morales que ayuden
a cohesionar la preparación del estudiante. No es con una computadora
como se elevará el nivel del estudiantado, ya que se imponen modelo
de estudios y recreación dirigida.
El fortaleciendo de asignaturas como cívica, ecología
y urbanidad harán mejores ciudadanos. También la promoción
de valores patrióticos y morales proyectará ciudadanos de
bien, pero es menester un cambio de actitud para que cristalice una generación
llamada para un destino superior.
Somo conscientes de que tenemos muchas limitaciones y que por más
de dos décadas proliferó una generación extraviada.
Pero ese es el precio a pagar de una educación tutelada en un largo
periodo autocrático que parece vislumbrar la luz al final del túnel
en la alborada del siglo 21.
No queremos estudiantes con rebeldías castradas ni rebeldes
sin causa. Tampoco que la afonía se apodere de "los que ponen
la luz de la vida en el alma de la juventud", Debe haber un esfuerzo
conjunto de docentes y estudiantes para forjar hombres y mujeres en la tierra
habrán surcos de vida y esperanza. Ese es un reto al destino. Sólo
hay que cumplirlo.
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