Hace 38 años se produjo la peor tragedia automovilística de Panamá: 37 personas murieron cuando el autobús N.�20 de la ruta de La Chorrera se precipitó desde el Puente de las Américas desde una altura de 160 pies.
Sólo seis personas sobrevivieron. La mayoría de los pasajeros residían en la Barriada San Antonio. Las víctimas dejaron en total a 82 niños en la orfandad.
Los sobrevivientes fueron Fulvia Silva, estudiante de 17 años que desde su silla de ruedas continuó estudios en el Instituto Victoriano Lorenzo y actualmente es secretaria desde hace 26 años; Cándida de Rodríguez, quien ahora es jubilada; Delia de Adames, bajo su inconsciencia y hospitalizada en el Hospital Gorgas, los médicos descubrieron que tenía 6 semanas de embarazo, hoy su hijo tiene 38 años; y Sara de Prieto, quien vivió 20 años más y falleció de un ataque al corazón. Los féretros para las víctimas de la tragedia fueron donados por el gobernador de la Zona del Canal, coronel Davis S. Parker.
Cándida Jiménez de Rodríguez, una de las sobrevivientes, recordó que el conductor, Florentino Ramos, perdió el control del bus, éste rompió la barandilla y quedó balanceándose y de allí se fue abajo".
"Todos gritábamos, con clemencia pedíamos a Dios por nuestros hijos que quedarían huérfanos; perdí el conocimiento y tuve tantas heridas que ya sanaron, pero ese recuerdo nunca sana", relata Cándida.
Cándida, quien trabajaba en la fábrica de pastillas El Empalme, permaneció seis meses hospitalizada, cada 24 de mayo ofrece una misa por su salud y por los difuntos del bus N.�20.